lunes, 11 de julio de 2011

Ruinas de las Misiones de Baja California


—Titulo original: INAH preserva misiones de Baja California—

El instituto ha logrado detener el deterioro de 16 recintos construidos entre 1752 y 1834

Labor. La técnica de conservación está basada en aglutinantes vegetales como la baba de nopal y lleva más de una década de aplicación (Foto: Agencia/ELUNIVERSAL )

MEXICALI | Jueves 17 de febrero de 2011 Notimex | El Universal18:44
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Gracias a la técnica de conservación arquitectónica aplicada por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) en 16 misiones de Baja California, se ha logrado detener, en un 80 por ciento, el deterioro que provocan los factores ambientales en las edificaciones construidas entre 1752 y 1834.

Esta labor se realiza desde hace 14 años y ha ayudado a la mejor preservación de las construcciones hechas por jesuitas, franciscanos y dominicos, informó en un comunicado el Instituto.

Explicó que este método de preservación, creado por especialistas del INAH, consiste en el recubrimiento de las misiones con una pasta hecha con arcillas de la región, a las que se agrega un aglutinante natural de origen vegetal, animal o mineral, como baba de nopal, estiércol o cal.

La mezcla es aplicada en los muros, de modo que el adobe queda protegido con lo que los restauradores denominan una 'capa de sacrificio', revestimiento que recibe los daños causados por el intemperismo.

Carlos Chávez, arquitecto del Centro INAH-BC, responsable de la conservación de los sitios misionales históricos de Baja California, informó que esta técnica se aplica desde hace 14 años en estas construcciones coloniales, como parte de un programa de largo aliento para el estudio, rescate, protección y conservación de las mismas.

'Cada año, antes de que comience la temporada de lluvias que en Baja California se registra de noviembre a febrero, cada una de las misiones ubicadas a lo largo de 750 kilómetros y alejadas entre sí, es recubierta con dicha pasta que impide que el agua, el sol o el viento toquen directamente el adobe', comentó.

El especialista señaló que esta tarea se enmarca dentro del Proyecto Corredor Histórico Camino Real Misionero de las Californias (Alta, Baja y Sur) , donde se localizan un total de 61 edificaciones levantadas por misioneros jesuitas, franciscanos y dominicos para la evangelización de los indígenas de la parte norte de la Nueva España.

'En el estado de Baja California, están 18 de las 61 misiones de la península, de las cuales 16 son de adobe y dos de cantera; el programa ha permitido frenar el deterioro en aquellas construcciones hechas con ladrillos de arcilla, que presentaban un daño acelerado por las características de su constitución', explicó Carlos Chávez.

Factores como la humedad, la acción del viento, la radiación solar, la flora y fauna nocivas, así como el vandalismo en el caso de las más alejadas a las poblaciones, son los causantes de que la mayoría de las misiones sólo conserven entre 35 y 40 por ciento de su construcción original.

El arquitecto del INAH explicó que cuando estas edificaciones fueron abandonadas por los evangelizadores, alrededor de 1840, lo primero que perdieron fueron sus techos, porque la gente llegó a quitarlos para su reutilización.

'Con el retiro de las cubiertas comenzó su deterioro, ya que el sol, el viento y el agua llegaron directamente a los muros interiores, entonces se cayeron los aplanados y las paredes se empezaron a debilitar; una construcción de adobe si no tiene cubierta se deteriora rápidamente.'

Chávez explicó que los trabajos de conservación de estos inmuebles coloniales también han implicado su limpieza, consolidación, protección y mantenimiento periódico.

El especialista descartó la reedificación como alternativa de preservación de las misiones.

'En ninguna de ellas se ha recurrido a la reconstrucción; los tratados internacionales de restauración establecen que si un edificio ha perdido más de 80 por ciento de su composición no es posible hacerle reconstrucciones porque se caería en la falsedad, y éste es el caso de las misiones de adobe de Baja California', añadió.

Es así que desde 1996 el mantenimiento de las misiones es constante, con la finalidad de que no avance su pérdida.

A través de este programa de conservación, el INAH también ha dado atención a las dos misiones de cantera que hay en Baja California, Santa Gertrudis y San Francisco de Borja, fundadas por los jesuitas en 1752 y 1762 respectivamente.

'En ambas se han realizado diversos trabajos de restauración mayor en distintos momentos, así como una labor de conservación permanente que consiste en limpieza, resanes y reposiciones de elementos deteriorados', manifestó Chávez.

Abundó que en el caso de la Misión de Santa Gertrudis, ésta tiene muchas alteraciones y elementos arquitectónicos ajenos, debido a restauraciones hechas antes de que el INAH llegara a Baja California.

'El retiro de esos componentes será muy lento, porque requiere de un estudio profundo para saber con certeza cómo era originalmente y no caer en falsedades arquitectónicas'.

Indicó que entre los trabajos más recientes hechos a esta misión destacan el resane de muros, la consolidación de los cimientos de la fachada principal, integración de algunos pretiles y recubrimientos de arcilla sobre vestigios de adobe.

En tanto que en la misión de San Francisco de Borja, se han hecho trabajos de conservación -conjuntamente con la Coordinación Nacional de Monumentos Históricos del INAH- realizados en 2009 y 2010, en los que se logró también la reintegración de los pretiles, en tanto que se encontraron datos de sus características y de cómo fueron hechos originalmente.

El arquitecto Carlos Chávez explicó que aunque existe un plan maestro para la conservación de las misiones, cada sitio cuenta con un proyecto específico para su rescate, elaborado tras un periodo de observación, análisis y estudio individual.

Finalmente, el experto del Centro INAH-BC adelantó que también se trabaja en la elaboración de planes de manejo para cada sitio; 'ya se tiene el diagnóstico de cada misión, y en él están registradas sus características arquitectónicas y la técnica que se usó en su edificación'.

Los sitios misionales en Baja California son: San Telmo (1714) , San Juan de Dios (1714) , Santa Gertrudis (1752) , San Francisco de Borja (1762) , Clamajué (1766) , Santa María de los Angeles (1767) , San Fernando de Velicatá (1769) , Nuestra Señora del Rosario de Arriba (1774) , Santo Domingo de la Frontera (1775) y San Vicente Ferrer (1780) .

San Miguel Arcángel (1787) , Santo Tomás Aquino I (1791) , Santo Tomás Aquino II (1791) , San Pedro Mártir de Verona (1794) , Santa Catarina Virgen y Mártir (1797) , Nuestra Señora del Rosario de Abajo (1802) , El Descanso (1812) y Nuestra Señora de Guadalupe (1834)

Hallan escultura de bronce sumergida en Baja California


—El hallazgo representa al Perro de Fo —escultura— quimera de la tradición budista—

La pieza Perro de Fo es sobreviviente al naufragio de uno de los primeros galeones de Manila o naos de China que estuvo oculta por más de 430 años bajo la arena del océano Pacífico

Ciudad de México | Lunes 11 de julio de 2011. Fuente: EL UNIVERSAL


Investigadores mexicanos y estadounidenses descubrieron una escultura en bronce que representa un "Perro de Fo", "sobreviviente" del naufragio de uno de los primeros galeones de Manila o naos de China, oculto por más de 430 años bajo la arena, en la costa del océano Pacífico, en el estado de Baja California.

De acuerdo a un comunicado del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) el llamado "Perro de Fo", quimera de la tradición budista destinada a la protección, es una figura de unos 12 centímetros de alto e igual de ancho, presunta tapa de un incensario o de un candelero, la cual fue localizada hace unas semanas y representa una pieza única dentro del conjunto de materiales recuperados a lo largo de 12 años por el Proyecto Galeón de Manila en Baja California.

Esta pieza de bronce se suma a los cerca de mil 500 fragmentos de porcelana china de la Dinastía Ming -correspondientes al reinado del emperador Wanli (1563-1620 d.C.)-; monedas que circularon durante el mando del rey de España Felipe II (1556-1598 d.C.); y láminas de plomo que forraban el casco de la embarcación, rescatados hasta la fecha.

Según el arqueólogo Roberto Junco, de la Subdirección de Arqueología Subacuática (SAS) del INAH, esta variedad de materiales encontrados, apunta a que corresponden a uno de los primeros galeones del siglo XVI que zarparon de Manila, Filipinas, con rumbo al puerto de Acapulco, en la Nueva España, -ruta comercial de más de 16 mil kilómetros quedó establecida en 1565 por el monje y marino Fray Andrés de Urdaneta-.

En tanto, el historiador náutico Edward Von der Porten dijo que los restos materiales encontrados probablemente pertenecieron al galeón "San Felipe", que zarpó llevando un importante cargamento de porcelana china de la Dinastía Ming -destinado a conocer los gustos de novohispanos y europeos-, y que desapareció en 1576.

Junco mencionó que el "Perro de Fo" se encontró a 20 centímetros de profundidad, a partir de una señal emitida por un detector de metales, y se procedió a realizar un pozo de sondeo, lo que derivó en el hallazgo de la pieza, la cual se registró mediante fotografía y dibujo arqueológico, para después recuperarla con fines de estudio.

Este objeto asiático coincide con las descripciones que algunos misioneros jesuitas dejaron a manera de testimonios en el siglo XVIII, como las de los padres Fernando Consag y Miguel del Barco, abundó Junco.

"El jesuita Miguel del Barco supo del sitio y los materiales que estamos investigando coinciden con sus anotaciones, por ejemplo, en sus crónicas narra que los indígenas llevaron a una de las misiones un candelero de bronce con la forma de un perro. El objeto que encontramos probablemente sea similar al que refirió el religioso, y quizás se trate de la tapa de un incensario.
Esto se definirá luego de que la pieza -que tiene una concreción- sea restaurada por especialistas del INAH", señaló Junco.

Los llamados "Perros de Fo" ("Fo" es un término que se utiliza para referirse a Buda) son en realidad representaciones de un león y se les considera protectores de lugares sagrados, de ahí que comúnmente adornen la entrada de templos y palacios. Se les denomina en plural debido a que se elaboran en pareja: macho y hembra; en el caso del objeto descubierto en Baja California, se trata de un macho y su atributo es una esfera que representa al orbe, bajo la garra derecha.

Las exploraciones del Proyecto Galeón de Manila las han efectuado los investigadores estadounidenses Jack Hunter y Edward Von der Porten, y arqueólogos de la Subdirección de Arqueología Subacuática del INAH, con apoyo del Centro INAH-BC, de la National Geographic Society, de la Universidad de San José y del Museo Marítimo de San Diego, estos últimos en California, Estados Unidos.

Este equipo realiza prospecciones arqueológicas en un área de 11 kilómetros, siendo la línea de costa donde se ha localizado la mayor variedad de materiales.

Doce temporadas de campo en el lugar han permitido al historiador náutico Edward Von der Porten forjarse una hipótesis respecto a la identidad del Galeón de Manila que encalló en esta solitaria playa del estado de Baja California, a partir de diversos elementos, entre ellos de la datación de la porcelana china.

De los más de mil 500 fragmentos de platos de porcelana de la Dinastía Ming, correspondientes al reinado del emperador Wanli, según Von der Porten, 55% de los tipos cerámicos se dividen en tres conjuntos de diseños: figuras de ave fénix (27%), de plantas, flores y dragones (28%), y el 45% restante corresponde a 110 diseños distintos.

También, se localizó parte de un plato de cloissoné (artesanía típica de Beijing), del cual se pueden observar los colores del esmalte, así como gran cantidad de bloques de cera, otro de los productos que viajaban tradicionalmente en la embarcación.

Las investigaciones del Proyecto Galeón de Manila en Baja California continuarán con el fin de comprender mejor la distribución de ciertos materiales y realizar un catálogo de la porcelana; al tiempo que se proyecta una nueva temporada de exploraciones para 2012.

Día de San Juan en el Panteón no 1, Tijuana


Decidí romper la rutina, y me fui a dar una vuelta por Tijuana, me gustó el video nuevo titulado, «cree en Tijuana» y con ese motivo decidí irme a dar la vuelta por esa ciudad, era 24 de junio, día de San Juan, y dicen, que ese mismo día; le hacen una fiesta a Juan Soldado en el panteón uno.

Así que con todos estos ingredientes a la mano, era todo lo que necesitaba para un buen día de campo.

Al salir de mi casa, estaba tan nublado y gris; que decidí no llevar la cámara, se me olvidaba que cruzando el cerrito que está en la Gloria, el clima cambia radicalmente; y San Antonio de los Buenos me recibió con un cielo azul y blanco, y Tijuana totalmente veraniega.

Además de la curiosidad, me llevó el espíritu aventurado. Es que en aquellos días, mi hermano que me acompañaba en el cambaceo —vendiendo artículos para la cocina casa por casa— se oponía a que fuéramos a ver la ya famosa tumba del mentado soldado.

En su momento, era mal visto por algunas personas, pues años más tarde quise ir con los jovenes amigos del grupo de la iglesia, e igual que mi hermano en su adolescencia, ellos me dijeron: —No, ese lugar no es para saciar la curiosidad de un verdadero cristiano.

Así que... en esta ocasión, hasta gusto me dio ir solo.

Tenía treinta años que no me acercaba a la colonia Castillo, lugar donde una señora me hizo una reseña de tan mencionado relato. —Allá cuando vendía sartenes casa por casa—.

Me llamó la atención ver lo cambiada que está Tijuana, ya no es la misma como la dejé, al pasar por la catedral noté que la calle de enfrente ya está cerrada permanentemente, finalmente ya tiene su atrio, ese lugar que le hacía falta para un respiro después de misa. El güero ya no estaba, a la mejor ya se murió, o posiblemente ha de estar vendiendo chicles en otra parte. Ni tampoco la señora de las gorditas, y su puesto que atendía a un ladito de la catedral. Lo que me sorprendió, fue ver a la mahuana tirada en la calle; precisamente en la avenida Carranza —calle que va al panteón—. Que lastima que todavía no contemos en el país con un lugar de ayuda para los indigentes, nuestros gobernantes también deberían de gobernar para ellos. Pagamos muchos impuestos.

La prensa puede ser muy exagerada en algunas ocasiones, pues no había una gran fiesta en el panteón, ni el soldado compite con los santos tradicionales de la iglesia. Había 3 o 4 conjuntos de músicos, que me hicieron pensar en la palabra «mercenario» pues están a tus servicio por 50 pesos para que le canten a Juan. Había más gente tratando de hacer negocio honradamente que «fieles». Uno de los cantantes, me ofreció sus servicios, no llevaba suficiente dinero, ni la cámara y les dije: —no soy creyente, vengo en plan de turista—. Muy sonrientes me dijeron: —pues aquí estamos por si cambia de opinión.



Pienso que si hubiera llevado la cámara, si los hubiera contratado para luego subir el video al blog y dejarlo de subvenir.

Me decepcioné un poco —no— no por la falta de ambiente, a la mejor el ambiente es un día antes. De lo que me decepcioné es de ver al panteón con un gran número de tumbas vandalizadas; sus pequeños aparadores para las fotos de los seres queridos, rotos y profanados; tumbas con fechas desde 1917; pero no me di tiempo de buscar la más antigua. Y me dió un poco de nostalgia ver como el aire, movia misteriosamente esas pequeñas puertas de los retratos.

Así que hermano, y amigos de la iglesia —con perdón de ustedes— con todo y esto; me la pasé muy bien en mi día de turista en el panteón numero uno; día de San Juan, en la tumba de Juan Soldado.

Para cerrar con broche de oro me fui a comer a los tacos que están en la cuadra donde está el templo de San Francisco, en frente del parque Guerrero. Según yo, los más sabrosos del área, ¿serán los mismos de antaño? No sé, pero comí igual de gusto que entonces.

Así que mi día de turismo regional lo califico como excelente; pero me gustaría que hubiera más respeto para nuestros lugares históricos, y un centro de ayuda para los indigentes.

El Panteón 1 —Puerta Blanca— Se encuentra en la calle Venustiano Carranza, en la Colonia Castillo, Zona Centro, Frente al Z Gaz, a unas cuantas cuadras de la calle Segunda. Luego consigo la dirección exacta.

Leyenda Negra de Tijuana


Llegué a Tijuana en 1970; recuerdo a la prensa de nuestro México, y a la prensa de Estados Unidos, junto a sus producciones de Hollywood y a sus programas de televisión, haciendo alarde de un horrible monstruo: —Tijuana—.

— ¿Sodoma o Gomorra? —No, Tijuana, la nueva Babilonia... —Decían y se burlaban—.

Y lo decían como si aquí no hubiera gente honrada. Entendía, entonces, que esto era parte de una leyenda...

Una Leyenda Negra.

Una leyenda que nace —no en los 70; pero en los veinte—; cuando la ley seca era impuesta en Estados Unidos; atrayendo a México —precisamente a Tijuana— visitantes con el motivo de hacer lo que no podían hacer en su país: emborracharse —entre otras cosas—. Sin embargo, con esto se inicia un desarrollo económico.

Haciendo de lo que fue esta población una zona de extrema tolerancia. El rancho de la Tía Juana, un oasis próximo a San Diego, uno de los puertos más importantes por sus bases militares y marinas de Estados Unidos. Militares, marinos y un "paraíso" sin leyes. —Sin leyes, con relación a la ley seca en Estados Unidos—.

Tijuana fue por muchos años, turismo de zona roja, para el país más poderoso del mundo... Alcohol, marihuana, prostitución y escondrijo para los de ese país más buscados. Algunas de las actrices americanas, como Rita Heywood —leyenda— fueron descubiertas aquí, trabajando en los casinos del rancho de la Tía Juana. Tijuana, la misma de los juegos de azar de Al Capón —otra leyenda—.

Cabarets, salones de juego, «marriages and divorces» (divorcios rápidos), entre otros negocios oscuros era lo que daban cuadro a los cuatro puntos cardinales de la población. Pero ya había también los «curios shops» (tiendas de curiosidades) y sus fotógrafos, a lado de cada cantina, que no necesariamente se encontraban en el centro, pero en toda la localidad.

¿Pero qué pasa? ¿Por qué se convierte —Tijuana— en una de las ciudades más importantes de México y en una de las ciudades más visitadas del mundo?

Junto con esta «leyenda negra» sobresalen tres presidentes mexicanos acabando con este «oasis» para los estadounidenses:

Lázaro Cárdenas
Díaz Ordaz
Y Luis Echeverría Álvarez

Expropiando casinos, limitando zona de tolerancia y reestructurando la ciudad, con un turismo familiar.

Atrayendo inversionistas para nuevas empresas. Atrayendo de esta forma, miles de empleos, para miles de emigrantes de todo el país, centro y sur América. Adoptando Tijuana como su ciudad.

Dicen que hoy las notas rojas empañan la imagen de la ciudad: —muy cierto— las notas rojas nunca son buenas. Pero también es cierto, que como en Tijuana, en todo el país, hay gente luchando —pacíficamente— para alcanzar la tranquilidad y paz social que todos los mexicanos nos merecemos.

Dicen que la Leyenda Negra de Tijuana es vigente hoy a nuestros días: No creo, un millón, setecientos cincuenta y un mil, trescientos dos (1 751 302) habitantes lo desmentimos; ahora Tijuana tiene una nueva leyenda:

«Quien toma agua de la presa, aquí se queda» Y un lema: «Tijuana, aquí empieza la patria»

Tijuana Rica en Leyendas y de Historia


Con motivo del aniversario 122 de Tijuana, mi testimonio:

De niño, lo tuve hasta de más, feliz fue mi infancia en Monterrey, mi nostálgica ciudad natal. De padres muy buenos y una vez, muy bien acomodados. Mis fiestas infantiles —incomparables— no he visto fiestas tan bonitas como las que hacían mis padres; y sus navidades llenas de tantos juguetes y otros regalos. Vivía en una casa modesta, pero muy grande. Amado por las sirvientas y mis familiares —y mis primos y primas— inigualables.

Todo aquello se acabó. Desafortunadamente, se enojaron mi papá y mi abuelo; y el afecto que se tenían quedó en el aire; y ese aire fue lo que me trajo a la de entonces, Tijuana.

Tijuana, llena de polvo y de leyendas.

Así que si alguien me preguntaba ¿extrañas Monterrey? Yo contestaba, sin pensarlo mucho: —no me importa que me hayan alejado, dejando los regalos y la casa donde vivía, ni a los primos—; pero mi reproche era —haberme traído a un lugar lleno de polvo y de leyendas—.

De una ciudad, parecía que me habían traído a un pueblo polvoriento. Y parecía que no había nada de las cosas y de la gente; de quienes, y a lo que yo —tanto— estaba acostumbrado de mi ciudad natal; mi abuelita, mis amigos de la escuela y… Otras tantas cosas que de niño, uno quiere.

Tijuana era aun, una «ciudad» muy chica —si se le podía llamar ciudad— parecía que solo tenía una sola calle, ningún lugar a donde ir, y la arena de un Santa Ana fue lo que nos dio la bienvenida. Lo que ahora es la zona del rio, era entonces, kilómetros y kilómetros de yonkes; de norte a sur, y parecía que de lado a lado, —y a un lado— de la única calle pavimentada.

A la casa a donde me llevaron, los vecinos hablaban de un fantasma. No que fuera algo que me importada, nunca le tuve miedo —ni he creído— en los fantasmas. Pero en la carretera a Mexicali, la dama de blanco ya era popular en esos días, y decían que Juan Soldado se aparecía, asustando y a la vez clamando... Y hasta la Rumorosa, rumoraba como rumorea ahora...

Aquí solo hay leyendas.

Los vientos de Santa Ana, y las plantas secas, redondas que con el aire giran y giran por la carretera que ahora sé, le llaman trotamundos o ruedadesiertos, le hacían eco y escenario a tantos de esos relatos.


En la escuela esas «historias» era algo que mucho nos entretenía y a la vez nos asustaba; y hasta en el periódico, una que otra leyenda se colaba entre sus notas.

El futuro me llamaba.

Y la muchacha aquella, de aquella esquina; la bailarina, la rumbera, la que luego supe era de Tijuana, una de sus más queridas hijas, conmigo se presentaba.

Y sin darme cuenta, vi crecer a esta ciudad, crecer y progresar ante mis ojos; sus leyendas y sus historias cobraron sentido y vida, ahora lo entiendo. Como ahora entiendo, que de adoptado, pasé ha ser un verdadero hijo.

Dios mío, tuve que llegar a viejo, para darme cuenta que esta zona es y esta rica en leyendas. Rica en historia y rica de un gran deseo de seguir adelante.

Tijuana de mis recuerdos —sutilmente acogedora— y la de ahora: Progresista —lo sé— por que me tocó vivirlo.

Tesoros de Tijuana


Por años se creyó que en el hipódromo había un sótano de oro, como también se creyó en sus duendes, que fueron «vistos» cuidando ese tesoro… Y también se corrió el rumor que en la casa de piedra de Rosarito, tenía sus pasadizos subterráneos, donde un señor guardaba sus ganancias…


Se rumoraba y se rumora tanta cosa, es que estamos muy cerquita de la Rumorosa, llena de rumores y misterios —y secretos— y hasta parece que con el viento los anuncia y los advierte.

Que Playas de Tijuana guarda los tesoros de algunos galeones españoles que surcaron nuestros mares —naufragando— y luego, llegaron a las playas...

Y que en el corazón de donde fue el cabaret más famoso de su época —el Casino de Agua Caliente— tenía su tesoro y que sus fantasmas celosamente lo guardaban. Si lo hubo, fue saqueado ya hace mucho… Y sin embargo, hay quien dice que esa muchacha princesa y faraona; es la luz fosforescente que produce el gas de los metales, como el oro —escondidos— y que por una grieta, con los cambios de clima, se escapa y manifiesta.

Que el templo de San Francisco en sí, es un tesoro, al igual que su parque Teniente Guerrero: aseguran los que venden en el parque.


Y que en sus panteones históricos, donde los restos de los de Tijuana sus primeros pobladores guardan tanta historia: No, por favor ahí no los busques, ahí tan solo hay huesos, viejos y olvidados. Respetemos y dejemos los en su final descanso. La historia en sí es otro tesoro.

Sí, hay muchos tesoros enterrados en esta zona de la Baja California, a la mejor no son iguales a los que escondían la gente de entonces; para cuidarse de los filibusteros —aquí la revolución fue de otra forma—. Sus tesoros escondidos; no están tan escondidos y siguen a nuestra vista; pero son tan claros y sutiles, que simplemente no los vemos.

Cuidando nuestra historia —sus rincones— estudiando y trabajando. Nuestras banquetas son de oro —o de lodo, de ti depende— con lo mejor de nuestra parte —ese tesoro— está al alcance.



jueves, 7 de julio de 2011

La Novia del Bulevar

También conocida como la mujer de Puerta Blanca

En el bulevar, unas cuadras antes de donde está la avenida Revolución, mi papá, que manejaba un taxi libre; plática que ahí, una tarde-noche, le pidió su servicio una muchacha.

Dice que era una muchacha guapa, muy blanca, de rostro serio y que traía puesto un vestido de novia. A mi papá se le hizo al verla, algo fuera de lo común, algo muy curioso; y se esforzó por no reírse.

Mi papá, después de unos instantes, con animo alegre, y sin querer ser sínico, le preguntó: — ¿a qué iglesia te llevo, mi novia? ella simplemente contestó: —a la avenida Carranza, por favor.

Mi papá le trató de hacer plática; pero ella tan solo contestaba en monosílabas —sí, no, o ah— sin ningún interés en la conversación.

Y ya, cuando estaban en la avenida Carranza; le dijo, —frente al Z Gas, por favor.

Mi papá sabía que estaba frente al panteón #1 —Puerta Blanca— famoso por ser el de Juan Soldado… Y cuando finalmente llegó, volteó hacia a tras para cobrarle; pero ya no estaba y tan solo vio un ramo, un ramo de novia en el asiento…

Se cuenta, que esta mujer vestida de novia se le ha aparecido a muchos transportistas —aquí en Tijuana— que de igual manera, al llegar al panteón, desaparece; a otros, antes de desaparecer, los ha invitado a acompañarla, y alguno, le ha dicho su pena: —y el dolor por el cual murió—.

—Rosalba Amado «1986» Colonia Sanches Taboada—

Leyenda popular entre los taxistas y otros transportistas del área metropolitana de Tijuana




Otra Versión

Me parece que todas las culturas de todos los poblados de todo el mundo tienen una leyenda que se le parece; esa del clásico fantasma que te pide un aventón para luego desaparecer y dejarte perplejo y todo asustado. Tijuana tiene su propia versión, pero a diferencia de muchas, esta puede ser rastreada hasta su fuente original y su difunto protagonista.

Se dice que hace ya varias décadas, existió una muchacha llamada Enriqueta Gil, bastante bella, de una familia adinerada y con un padre elitista; que claro está, le prohibía terminantemente casarse con el muchacho que ella amaba por ser pobre. Aun con las intervenciones del progenitor de la joven, el par de enamorados encontraban la manera de verse y de darse… cariño.

Por alguna circunstancia que no se sabe, Enriqueta enfermó de gravedad, el padre trató de todo para salvarla, hasta le llevó al galán para que se casaran, pero fue en vano, ya que la joven murió, no sin antes prometerle a su amado que volvería a verlo alguna vez...

Al día siguiente enterraron a la preciosa mujer en el panteón de Puerta Blanca (el municipal #1), en la tumba familiar que todavía existe.

Del novio nadie sabe nada, desapareció, flaco, ojeroso, cansado y sin ilusiones al morir su vieja.

Pero aquí es donde la historia se torna interesante, ya que muchos taxistas y conductores, que han pasado a altas horas de la noche enfrente del panteón, juran que una bella mujer se ve caminando por entre las tumbas, o recargada en la reja del cementerio, mirando hacia afuera, esperando ver una vez más al amor que se le fue.

Las variaciones de la historia existen, esta la clásica esa donde recogen a la muchacha en el centro para llevarla a casa y resulta ser un fantasma que atraviesa las puertas, también dicen que la mujer se ve rondando por las afueras del panteón, donde se lleva a la tumba a hombres jóvenes que anden merodeando por el lugar.

La verdad usualmente es más fantástica que la ficción, así que habrá que preguntarle a la familia que ocurrió en realidad.

—Pajaromalo—



miércoles, 6 de julio de 2011

La Colonia Luis Echeverría y el Niño


—Aquí me refiero al niño del fenómeno climático—

Persona anónima dijo…

No sé si sabes que ahí en esa área —del Parque Morelos— existió una colonia que se llamó Luis Echeverría. Yo viví ahí, al igual que muchas familias que después a finales de los 80s nos reubicaron a diferentes colonias, Sánchez Taboada, Ampliación Guaycura y la colonia López Portillo en Otay.


No, no sabía... —Que había una colonia, Luis Echeverría— con esto, puedo comprender un poco más que pasó y que ocurrió antes...

Sé, por que me toco vivirlo, que hubo —o a la mejor la hay todavía— una colonia que se llama(ba) San Martin. Que por un fuerte temporal —sus colonos— se tuvieron que reubicar, a la colonia Sánchez Taboada.

Después de esas fuertes lluvias, me toco conocer muchas personas en la Sánchez Taboada, que me platicaron; que ellos eran —todos— de esa colonia —San Martin— e inclusive uno de sus templos era dedicado a «San Martin». En su momento se decía, que ya no existía esa colonia, así como me mencionas tú, de la colonia Luis Echeverría.

En Tijuana se rumoraba entonces: «aquí es seco, nunca llueve, solo llueve fuerte cada diez años; y cuando llueve —cuídate —»


Casi lo puedo asegurar, que esas tormentas que alborotaron al mar en Playas de Tijuana y se comió parte de su costa, fueron las mismas que re acomodaron la ya desaparecida colonia Luis Echeverría y probablemente —por que no lo conozco al todo— a la colonia San Martin.

Ahora por tu información, amigo anónimo, sé que allí hubo una colonia, en ese parque. Pero, en donde estaba la colonia San Martin ¿ahora que habrá? ¿sigue allí?

Sí creo eso que se rumoraba, y a la mejor, aun se dice: —cada diez años llueve fuerte en Tijuana— me acuerdo de unas muy fuertes, en 1993, y las anteriores, aproximadamente 1983… Y, me acuerdo como si ahorita fuera, donde estaba y donde vivía, y donde trabajaba ese año —1982-83—… Tenia que manejar para llevar, alimentos y otros productos a diferentes tiendas y abarrotes.

Algo me decía que no saliera a trabajar ese día; pero yo no quise escuchar a mi instinto de sobrevivencia… Era prácticamente nuevo en ese trabajo y quería cuidarlo, y salí a trabajar ese día…

No me acuerdo si era el callejón Benton, u otro de esos callejones que van de oeste a este, de La Mesa, hacia las vías del ferrocarril, y ya había carros tirados, se veía un arroyo bastante agitado, pero yo confiaba mucho en mi mismo. No fue, hasta que el arroyo empezó arrastrar mi carro que me empecé a preocupar y ver ante mis ojos, otro con la puerta abierta movido por el agua… Me pregunte: — ¿y el conductor?— Sin mirarlo, solo le deseé lo mejor… No se si duré así 10 minutos o varias horas; pero me pareció una eternidad.

La tormenta no paraba, y pensé hacer lo mismo —salirme del carro— pero reflexionaba: peso 60 kilos, el carro ¿cuanto pesará?… Sabia que si me salía, el agua me iba arrastrar como ya estaba arrastrando —al mío— y a los carros a mi vista. Por su puesto, el agua había llegado al carburador y ya no funcionaba… Pero algo pasó, que comparo con el premio mayor de la lotería: el carro pego en algo y allí se detuvo, en una de tantas, funciono y le dí a la reversa, luego me di cuenta que estaba en unas piedras que funcionaban de banqueta —alta— y maneje sobre esta banqueta empedrada. Estresado y angustiado llegué a mi casa, no soy fervoroso, pero vi esto como un verdadero milagro —que viví para contarlo—. Esas lluvias son las más destructivas que me ha tocado vivir.


Años después, mis amigos de la Sánchez Taboada, me platicaron muchas cosas al respecto; pero también respeté su silencio y nunca pregunte algo que no quisieran platicarme. Por lo mismo, no me enteré como fueron los detalles de su traslados a los campamentos de los damnificados, los cuales hubo muchos; y duraron mucho tiempo en diferentes puntos de la ciudad.

No, no creo en fantasmas, y sin embargo, algo me hizo pensar en ese «el hielo es blanco y sin embargo es frio» Como también algo me detuvo, para darle un giro a esta «historia», como para esperar esta pieza del rompecabezas que me mandas, estimado amigo anónimo, con tu comentario.

Y no dudaría, que ese niño —que ven en el parque— sea la misma energía de tanta gente que con tanta angustia se tuvo que mover de un lugar a otro, dejándolo todo. Como también puede ser —el recuerdo— o el espectro; uno, de tantos desaparecidos que hubo ese año, o el de un niño —alegre— que se quedo jugando en el arroyo, en lo que ahora es el parque y las márgenes del rio…

Respetuosamente.


Nota: —En esta área al norte de Baja California, la temporada de lluvias empieza a mediados de octubre y termina a fines de febrero, aproximadamente— no está de más tener con tiempo y a la mano este enlace de protección civil: http://www.tijuana.gob.mx/Dependencias/ProteccionCivil/index.asp

viernes, 1 de julio de 2011

Tijuana y el "Dollar"



Los que vivíamos en Tijuana a principios de los setentas, y no conocíamos el interior de la República; para nosotros el peso —la moneda nacional— era como moneda extranjera, no conocíamos el peso.

Y fue como un decreto precidencial de aquel sexenio; para que circulara el peso, mas tuvo que haber una gran devaluación para que entrara de lleno a Tijuana. Un dolor de cabeza, para los que solo estábamos familiarizados con el manejo del dolár.

Tijuana de mis recuerdos.
Las sodas costaban de 8 a 11 centavos de dolár y el pan Bambino, era la competencia del pan Bimbo.

Veiamos el futbol el domingo —aunque era el futbol que se habia jugado el domingo pasado— por el 12, el único canal que tenía Tijuana y botaneavamos con las papas lourdes —únicas—.

Esto no es mito ni leyenda, es historia.

Pero pasan los años y allí estan, allí estan —tan firmes como la Puerta de Alcala— las zebras de la Avenida Revolución.


¡Ah, se me olvidaba, y lo escribiamos «dollar», no dolár!

Las Gorditas de la Calle Segunda


Y en ese mar de gente, a un ladito de la catedral de Tijuana; había y tal vez haya todavía, su puesto de gorditas. Creo que queman —si todavía están— azúcar en el comal, para con su olor; a azúcar quemada, llame más la atención; atrayendo así a sus clientes.

Si estás en México o Guatemala, quizás me entiendas; pero no me extrañaría que también las haya en todo centro y sur América; a la mejor vinieron desde España y las haya también en Marruecos, y hasta en las Filipinas, las fabulosas gorditas —y las conozcan con otro nombre—.

Pero, para que me voy tan lejos, si en un millón de casas —aquí en México— hay, en este momento: una ama de casa, una mamá de diez, o una de dos, o simplemente, para ella y para su esposo, haciendo gorditas.

Y volviendo aquel puesto a ladito de catedral, no aguantaba la tentación y las compraba, para tenerlas listas para la cena o el desayuno.

El Niño que se Aparece en el Parque Morelos


—También conocido como el niño de los toboganes—

Persona anónima dijo…

Hola

Recientemente fuimos al parque Morelos, con mis tres niños de 5, 7 y 10 años, mi esposo y yo.

Nos quedamos hasta que nos pidieron que ya nos teníamos que ir —por que ya iban a cerrar—. Un niño, que jugó con mis niños de repente se nos desapareció de nuestra percepción y no veíamos —cerca de nosotros— otra familia. Lo reportamos al los que cuidan; y menuda respuesta que nos dieron: —¡Ah! es el niño que se aparece aquí en el parque.

Dicen que se aparece un niño en el parque Morelos —lo sabemos—; pero ese niño que jugó con mis niños no era un fantasma. ¿Sabe usted algo sobre esto y si es así, podría compartirlo?


Si estás segura que era un niño y no un fantasma, que bien que lo reportaste a los encargados del parque; pero si viste la indiferencia de los que cuidan el parque, hubiera sido mejor reportarlo directamente a la policía y cuidar a cualquier niño, como si fuera uno de los nuestros. No podemos quedarnos indiferentes a estas cosas que suceden hoy en día. Y no debemos de aceptar una indiferencia como respuesta.

He ido pocas veces a ese parque. —El Parque Morelos—. Pero tengo familia y muchos conocidos en Tijuana y ahora que estuve de visita, me propuse investigar un poco; mucha gente sabe de esa “historia” que se habla dentro y fuera del parque.

En sus treinta años de vida —el parque Morelos— muy familiar y lleno de vida en sus horas de visitas, donde parece ser, nunca ha habido —jamás— una desgracia y es siempre de un saldo blanco.

Pero el hielo es totalmente blanco, y sin embargo es frío.


Siempre verde y muy tranquilo ese parque, que está a la orilla de un arroyo, a la margen de un río, a lo que ahora es parte de Tijuana y su larga y fraccionada Zona del Río: No podemos saber que pasó; o que haya ocurrido antes. Pero… ¿Qué me pasa? yo no creo en fantasmas.

Lo que si es cierto, es que un día alguien igual que tú —lo vio— lo reportó, y a partir de allí, se empezó a correr el rumor —y la fama— que entre los toboganes y la alberca —por el lago— en el pequeño zoológico y hasta en el teatro guiñol, ven correr y jugar a un niño.

¿Real, o histeria?

No sé. Yo investigaría un poco más. Puede ser un niño, que por algún motivo se quedó a vivir allí; o un niño, que se cuela entre las cercas y se mete a jugar al parque. ¿O un fantasma? No creo, es muy fácil y muy cómodo pasar nuestra responsabilidad y nuestro compromiso a un fantasma. Peor aun, a un fantasma de diez años —que juega, entre el parque y las márgenes del río—.


El parque Morelos fue inaugurado el 27 de Enero de 1987 durante la administración del gobernador Xicotncatl Leyva Mortera