sábado, 7 de mayo de 2016

Los "Barones de la Frontera" y la "Ciudad del Vicio"


Los estadounidenses Carl Withington, Marvin Allen y Frank Beyer  conocidos como "Los Barónes de la Frontera"  —20's, 30's del siglo pasado— promovieron "la Ciudad del Vicio" atrayendo exitosamente más de 180,000 personas cada año a Tijuana. 

Los visitantes disfrutaban de los bares, los casinos, los burdeles y los establecimientos de marihuana, opio, y alcohol entre otras substancias que eran prohibidas en los Estados Unidos, por supuesto. 

Con el aumento en el trafico fronterizo los "agentes" de la prohibición encontraban muy difícil coordinarse y trabajar juntos para aplicar "la ley"; mientras tanto, los ciudadanos americanos que trabajaban en los casinos, salones, hoteles y el hipódromo, vivían en San Ysidro; inclusive, los mexicanos de arraigo se establecían en San Ysidro. 

Los Barones de la frontera poseían de Tijuana hasta Mexicali un centenar de sexo-servidoras, y eran dueños hasta de la barra de cerveza más grande del mundo.

Con "los Barones de la Frontera" y, todo este lado oscuro de "la Ciudad del Vicio" que da inicio a la "Leyenda Negra de Tijuana", surge un intercambio comercial y un desarrollo económico en la entonces, Tijuana.



domingo, 1 de mayo de 2016

El Sueño ¿Americano?

Coincido con quienes dicen que no hay tiempo perdido cada vez que nos dedicamos a aquello en lo que hemos creído; ese tiempo —bien o mal— y aunque parezca perdido, siempre; nos dio, nos da o nos dará una enseñanza. ¿Habrá tal cosa cómo qué un sueño se realice antes de tiempo? Yo creo que sí, J.C., gracias por compartirnos tu historia, es decir, tu testimonio...

Saludos a todos. Yo tomé del agua de la presa un junio de 1994, soy de Colima, Colima. Qué reporte y página tan interesante!

Como muchos llegué a Tijuana con el firme propósito de irme a trabajar a Estados Unidos, para seguir el tan mencionado sueño americano; sin antes ponerme a trabajar aquí para vivir al día.

Parece que cada vez que hacía un intento para cruzar a Estados Unidos mi firme propósito era frustrado. Siempre inconforme y descontento, y otra vez, a la chamba a Tijuana, ayudante de mecánico, un mil usos cualquiera.

Parecía tiempo perdido, y yo quería ganar dólares. Como no queriendo, pasaron veinte años pero veinte años que no bajaba de tiempo desperdiciado mi estancia en Tijuana —no la hice, no pude cruzar— ahora me parece un sueño que haya intentado y querido cruzar así no más al "otro lado".

Yo con mi negativismo, tiempo perdido, pero ahora desde otro enfoque, tanto tiempo que perdí queriéndome cruzar sin pasaporte, hoy me parece un sueño que me perfeccioné como mecánico y ahora tengo mi propia familia, mi propia casa, y mi propio taller —en Tijuana—.

Les digo a mis hijos éste sí que es un sueño hecho realidad, el “sueño de un mexicano”.

J. C.