
Tuve la fortuna de vivir en Playas de Tijuana —algunos años— ir a la expo, no recuerdo muy bien el año, a la mejor de 1973 que fue en playas de Tijuana en el Cortijo San José, ver el nacimiento tradicional cada diciembre; —playas— donde los vendedores de casas engañaron a muchas personas —como a mi papá— diciéndoles que allí iba a ver una garita internacional y un poco antes de la línea fronteriza ya estaban los terrenos listos para que México tuviera su propia “Disneylandia” y todo esto, precisamente allí en Playas de Tijuana.

Lo que no era fantasía ni mercadotecnia, era el hermoso paseo costero que tenía Playas de Tijuana, a la fecha, viviendo en Ensenada, y conociendo esta área al norte de Baja California —jamás— he visto algo tan hermoso que lo sustituya.
El paseo costero era la versión romántica de la avenida Revolución —en Tijuana—, o de Hollywood and Vine, en Hollywood, Estados Unidos.
Podías encontrar allí sus restaurancitos —con sus mesas y sus sillas al aire libre—. Eran muchos los mariachis y otros músicos —que allí había— más de los que hoy puedes encontrar en la plaza Santa Cecilia, que realmente no tocan ni cantan en su plaza. O en la plaza del zapato —tiene su ambiente—; pero —no— el paseo costero era diferente.
Fue un momento histórico, donde parecía que los propietarios de esos negocios, en ese paseo costero, realmente trabajaban juntos, todos. Juntos, para hacer de esto algo verdaderamente inolvidable.
Bastaba llegar la tarde, para que las velas románticas de esos restauracitos hicieran un ambiente mágico y a la música de los mariachis haciendo de esto algo único. Nunca he ido a Santa Barbara, pero dicen que el paseo costero era más hermoso que el mismo malecón de Santa Barbara.
Todos, desde el que rentaba bicicletas hasta el más importante empresario, hacía de ese paseo costero un lugar mágico.
Pero…
¿Por qué lo bonito no es para siempre? O ¿por qué no hemos aprendido a ser luchones?
O simplemente, a la mejor fue muy dura la madre naturaleza aquel año.
Parecía que realmente se iba ha acabar el mundo. Hubo muchos ahogados en nuestra gran metrópoli.
No me acuerdo si fueron las lluvias de 1982; pero fueron esas lluvias que junto a un mar embravecido desaparecieron tan hermoso paseo costero; realmente el mar cambio de posición —se adelanto— y se comió, esa parte de la ciudad, el paseo costero; y peor aun; la primera línea de cuadras que estaba frente al mar. Mucha gente perdió sus casas y muchos empresarios sus negocios —y por años muchos— se vieron las ruinas de esas casas, esos hoteles y esos restaurantes; que como película de ciencia ficción; ahora en una nueva playa.

Mucha gente se lanzó a esa nueva playa en busca de recuerdos. En algunos jardines de los vecinos de Tijuana, se podían ver algunos de los letreros de la calle —Ave Paseo Costero— y algunos otros letreros de esos restaurantes.
Pero el recuerdo que prefiero y con el cual me quedo, es el verme caminando —enamorado— por ese paseo costero.

Nota: Acepto correcciones, soy muy malo para recordar fechas, si tu si tienes en mente el año de esas fuertes tormentas, contactate.