Las palabras en nuestro idioma, tienen vida propia; nacen, crecen, se reproducen y mueren, muchas palabras dejaron de usarse hace mucho tiempo, otras tomaron un rumbo distinto, es decir, adquirieron un significado nuevo; otras palabras, simplemente se mantienen firmes, como algunas historias. Narraciones, que como las palabras, van de un lado a otro, agarrando fuerza, convirtiéndose en leyendas.
La llorona era uno de esos cuentos populares que se contaban entre la bola de amigos y vecinos, al igual que otras historias como la del perro diablo que tenía ojos rojos como de lumbre y se le aparecía a la gente en los senderos solitarios. Esta historia del perro diablo recuerdo que la oí contar también allá en Pénjamo, Guanajuato; y después también la oí contar por un familiar que también es originario del sur.
En Tijuana, en aquellos tiempos se utilizaban mucho los cuentos de espanto para entretenerse. Se contaban cuentos de terror, así como la del catrín diablo que se robaba a alguna chamaca loca en los bailes. Esta última leyenda de espantos tomó más vida en los años de los ochentas, cuando se publicó mucho y corrió la voz en Tijuana de que el diablo se llevó una chica de un tal salón de baile.
La llorona según cuenta un tío de Tijuana, de que se le apareció una noche después de que él insultó a sus hermanas groseramente. Según dice que nunca más le quedaron ganas de pelear con sus hermanas, las cuales hasta hoy en día las trata muy bien.
Se dice que la leyenda de la llorona fue traída a Tijuana por esos mismos emigrantes de sur de la república, de donde comenzó su mito; posiblemente poco después de la conquista española sobre Tenochtitlan, cuando el entonces emperador azteca Moctezuma recibió de sus embajadores que envió a Cortez, la noticia de que en camino de regreso ellos se encontraron frente a una anima que lloraba y decía “hay de mis hijos, que pasará con ustedes” como si fuera una profecía de lo que el pueblo azteca iba a sufrir bajo la conquista...
De allí se extendió la leyenda que después quizás fue relacionada con el mestizaje mexicano con la consumación entre español e indio, tal cual el hijo mestizo fue rechazado por el blanco padre y quedando la india madre deshonrada prefirió ahogar a sus hijos.
—LoneWolf—
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