Reflexión
Ahora que salió este nuevo escándalo en Tijuana involucrando un indigente, nos damos cuenta que las redes sociales son como una consciencia colectiva, algo muy bueno, ¿quién no se indignó? sin embargo se me hace que es un buen tema de reflexión.
Adal Mundo es un adolecente ya casi con la mayoría de edad, que para presumir a sus amigos de facebook, se le ocurrió jugar con (acosar a) un indigente, para humillarlo; obligándolo a decir cosas, a desnudarlo e incluso, le apagó un cigarro en su ombligo; todo como juego, pero como todo juego, se le pasó "un poco" la mano; juego de manos, juegos de villanos.
El indigente, se llama Juan Carlos Rodriguez que al ver las lágrimas de la madre de Adal, ya lo perdonó.
El indigente es una persona más de las que deambulan en la calle sin saber por qué; de las que hay muchas en Tijuana, en Baja California, en México, en todo el mundo.
Adal Mundo, según las leyes tú no tienes la culpa —locuras de la juventud— ya lo dice tu segundo nombre, "mundo".
Todos somos mundo.
Pero ojo, porque también todos somos indigentes.
Indigente, todos somos buenas gentes, pero entonces ¿por qué tú en las calles, buscando comida y con qué vestir de bote en bote por el mundo? ¿si todos somos tan buenas gentes? ¿Dios?
Mundo, Dios te está viendo...
¿No crees en Dios? ¿Mundo?
Entonces... La consciencia. Alguien. La tecnología te está viendo.
Indigente, dice Ignacio Larrañaga: "todos somos indigentes, todo el mundo". "Todos somos esencialmente indigentes; lo que podemos es muy poco, o casi nada" —Del Sufrimiento a la Paz —.
*Nota: La familia de Adal Mundo, responsablemente y con el propósito de enmienda se dispuso a ayudar a Juan Carlos Rodriguez, la historia tiene un final feliz y, una enseñanza... Todos somos mundo, todos indigentes. Solo nos falta una cosa; que todos seamos buenas gentes; menos desperdiciados y más compartidos... Y más respetuosos por el mundo.