Hola a todos, yo soy originario de Tijuana, y me tocó ver varias cosas muy extrañas esa semana santa —
del día que se recogió el mar—. Creo que fue le
jueves santo —1973— en el cual nos tocó ver miles y miles de
mariposas blancas revolotear en
dirección norte, jamas me tocó ver tantos de esos animalitos, casi no se podía ver a más de unos 50
metros de tantas que había.
Muchos de los
muchachos del barrio se dieron a la
tarea de tratar de capturar la más que podían, pero solo las mataban,
recuerdo
que después de como dos horas y media mi calle quedó casi cubierta en su
totalidad por miles de mariposas muertas, recuerdo que mi mamá nos
mandó a limpiar la calle frente a mi domicilio en
la Colonia Libertad.
Ya era entradita la noche, cuando comenzó a llover, una lluvia no cálida, sino caliente, y los
vecinos no hallaban que decirnos, para nosotros fue rico salir a jugar bajo la lluvia, lo cual solo duró un rato, pues se soltó una
tormenta eléctrica en que los rayos cruzaban el cielo en
Tijuana de un extremo al otro, pero sin caer a tierra, ahí fue que
los vecinos nos metieron a nuestras respectivas casas y
así nos quedamos dormidos.
Al otro día todo parecía normal, pero como a la una de
la tarde,
comenzó a formarse una tormenta de viento, tan fuerte que nos tuvimos
que resguardar de nuevo en nuestros hogares, y como mi casa tiene una
vista de un ochenta por ciento desde el Club Campestre, hasta la playa de
San Ysidro de sur a norte, y de
cerro a cerro, incluyendo el
canal del Río Tijuana. Me tocó ver como el viento levantaba polvo y
arena
del canal del Río Tijuana hasta el nivel de mi casa y vi como una nube
solida de tierra que no nos dejaba ver sino un poco del cerro del lado
oeste, y lo más raro y para mi un poco tétrico, era ver los pequeños
remolinos que por docenas levantaban el polvo y arena, simulando
estalactitas de arena a todo lo largo del Río Tijuana, hasta cruzar la
linea —la frontera— en dirección al mar, durando como unas tres horas, hasta que todo
se calmó después me enteré de lo del mar; que se había retirado.
Nos
juntamos varios amigos, y salimos en
bicicletas rumbo a
Playas de Tijuana, el día sábado, solo para presenciar como el mar embravecido había crecido sobre los trecientos a trecientos
cincuenta pies de arena que
había de playa, y chocaba —golpeando la marea— con los pequeños negocios que formaban parte del lado oeste de la parte baja del
Paseo Costero; en muy poco tiempo el mar cubrió esos negocios, después
cubrió
la parte baja del Paseo Costero, y de ahí, al desnivel donde se
encontraban más restaurantes y hoteles dividiendo el Paseo Costero alto,
y el Paseo Costero bajo.
Solo se detuvo el mar después de derrumbar
los edificios que había en medio de los dos
Paseos Costeros y solo quedaron los negocios al Este de lo que fuera la parte
alta del Paseo Costero el cual sucumbió en su mayoría al embate de la
marea.
Espero que alguien —más— recuerde de todo eso que pasó aquí en Tijuana; esa Semana Santa de 1973, pues yo lo recuerdo como si hubiera sido ayer.
¡Bendiciones a todos!