La gente que dice que esto es mentira —lo de La Dama de la Rumorosa— no cree por que no la han visto; yo tampoco, pero aunque parezca contradictorio: No hay que ser tan incrédulos, por que puede que nos pase, como sucedió a mi que me contaban muchas cosas que pasan en Hospital General de Tijuana y yo no creía... Hasta que me pasó.
Una ves estuvo internado mi hermano —ahí en el Hospital General— él estaba en el 6to piso; y yo me quedé con él todo el día, —no sé que hora sería, pero— estábamos platicando; en eso escuchamos risas de una mujer y un hombre y de repente se escuchó como si se hubiera caído una lampara del techo, entonces corrieron las enfermeras —y yo de tras de ellas— para ver que pasaba y abrieron el cuarto donde fue el ruido y no era nada; solo era la puerta donde va la tubería del agua; de la luz; cadenas de los elevadores, etc,etc, —pero no había nada que coincidiera con el ruido que escuchamos; y no había ningún hombre y ninguna mujer—.
En otro momento, ya para la tarde del siguiente día, mi hermano tenía una refresco a lado de su cama, y quiso tomar —soda, te o lo que fuera— y no encontró su vaso; pensábamos que algunos niños que estaban de visita lo habían agarrado; pero no, y no estaban tan chiquitos, y aparte estaban acompañados por sus mamás; buscamos en la basura, y el vaso simplemente no apareció.
Se que ésto —aparentemente— no tiene nada que ver con la RUMOROSA pero lo comparto para la gente que dice que estas cosas son mentiras; además, quisiera decirles, "claro, no hay que ser tan ingenuos; pero tampoco, tan incrédulos; por que como a mi, muy probablemente, puede que les pase".
—Anónimo—
Estimado anónimo, no hay que ser tan ingenuos, pero tampoco tan incrédulos, por que muy probablemente les puede suceder como a ti sucedió; y a propósito de lo sucedido a ti; tengo estos otros envíos, que al igual que tú, por algún motivo prefirieron quedarse anónimos.
Anónimo desde su celular escribe...
A quien corresponda: Deberían de VENIR al Hospital General, aquí pasan todos los días cosas muy raras, espero con ansias que ya salga mi abuelo de este hospital.
Otra persona vía correo electrónico dijo...
Recientemente mi nuera se alivió —en el hospital general— junto con el de ella nacieron otros cuatro bebés, más los que ya estaban en la estancia de los bebés; sé que no me lo va a creer, pero estando ahí en el área reservada para ellos —los bebés— su típico chillido, pero además de los chillidos... se oían risas como de niños, ya más grandecitos, lo malo es que, no había ahí otros niños. Le pregunté a una enfermera, y me dijo con cara de asustada: "¡ahhh es el eco de los chillidos de los bebes!". Pero, "entonces ¿porqué esa cara?" le pregunté. —No contestó—.
Otra persona que decidió quedarse en el anonimato...
Me tuvieron que llevar por emergencia al hospital General; traía una infección muy fuerte en el estomago, resultó que traía problemas en los riñones y el sistema urinario; me acuerdo de los dolores inmensos que no se los deseo ni a mi peor enemigo, quería que me sedaran; me movía para todos lados en la cama y no me podía acomodar para ningún lado... Luego llego ella, cuando la vi me dio mala espina; una enfermera güera con mirara de malvada, y me empezó a limpiar el cabello.
Yo soy una persona muy limpia, nunca he tenido problemas de higiene, pero mientras esta enfermera me limpiaba el cabello sacaba cucarachos secos de mi cabello, que estando ahí lo sentía muy sucio, y me los enseñaba mientras me hacía una sonrisa satánica; después de varios que me enseñó, me dio un fuerte pellizco en el antebrazo, como queriéndome decir "que persona tan mugrosa".
Y parecía que no había médicos, yo quería ver a alguien más serio; y, nadie venía a quitarme a esto que parecía un monstruo.
Finalmente entró al cuarto un equipo de médicos y otras enfermeras; y me sedaron, y cuando desperté; le comuniqué a uno de los doctores de esta vivencia; y me dijo que cuando uno esta delirando suele tener ese tipo de pesadillas; pero, en el antebrazo tenía un moretón donde esta enfermera satánica me dio el pellizco; me dijo el doctor, "seguramente te has de haber golpeado".
Tenía miedo, pues yo sabía exactamente del cesto donde la enfermera tiraba los cucarachos secos que me sacaba del cabello. En esos momentos sentía el cabello muy sucio; y sinceramente me daba miedo fijarme en el espejo.
Me dieron de alta cuatro días después; queriéndole dar sentido a esta vivencia que a mi parecer no fue una pesadilla, sino algo peor que viví en la realidad.
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