lunes, 1 de diciembre de 2014

El Miguelón

Un problema de hoy en día es que parece que la vida en su prisa nos lleva a vivir en automático, haciendo totalmente la consciencia a un lado. Consciencia se puede definir como darse cuenta de cómo está uno mismo; si me gusta esto, o si me gusta lo otro; si estoy contento, o si estoy a disgusto; ¿esto es bueno, o esto es malo? Etcétera. También se puede definir como; darse cuenta de afuera, cómo está el clima ¿hace frío, hace calor?; ¿Están relajadas o estresadas las demás personas que conviven conmigo? Etcétera. Tener consciencia implica  —igual— darse cuenta que cada persona es una consciencia aparte, una razón de ser diferente a mi realidad, un efecto que vino por una causa... Darme cuenta que —como yo— cada persona es, y es una historia. 

Presumía de ser soldado.

«Miguel era del tipo de hombre que le aventaban flores las mujeres a su paso», dice Lupita todavía con ojos apasionados y todavía con tono de enamorada. —¿Piropos? —le pregunto a Lupita para aclarar. —No —me contesta—. Las muchachas tomaban rosas, las desbarataban con sus manos, y sus pétalos se los dejaban a su paso. Unas muy atrevidas, hasta sus... alguna de sus prendas... Y, sí, sí había algunas que les dijera descaradamente algunas cosas; y le echaban cosas en las bolsas de su ropa... Notas, retratos, botones.

— ¿Era muy guapo? —le vuelvo a preguntar— NO. No que fuera guapo, pero  tenía eso que a las mujeres nos encanta! Atento, detallista, fisico... Alto, y... Tenía algo más... —Lupita, respira profundamente y detiene su llanto. —Tómate tu tiempo, Lupita, y platícame lo que quieras compartir, le digo mientras tomamos un café. — ¿Cómo puede ser la vida tan injusta? —Me pregunta como si yo le pudiera dar una respuesta... y continua: —Miguel era el mejor hijo de su madre...

...Eran cuatro hijos, y su madre, una viuda un poco mayor pero no mucho. Dos de ellos, un hermano y una hermana, se fueron a Estados Unidos, y el otro se volvió a su natal Guerrero, donde murió haciendo su servicio de soldado en un accidente carretero.

...Ninguno de los otros hijos ayudaban a la señora Martina; y Miguel, al que le decían Miguelón por lo alto que estaba, trabajaba de oficinista en algunos comercios de las calles segunda y tercera. De albañil, albanista en colonias del centro... Y de mesero, y otras cosas, en los restaurantes y puestos del callejón Cohauila y la plaza Santa Cecilia, donde ganaba dinero fácil. Mil usos se decía Miguel a sí mismo.

...Pero aunque no tuviera escuela, y todo su dinero se le fuera en mantener a su mamá y su pequeña casa, lo viril y lo chispa no se le quitaba... Pero no me gustaba que trabajara en la Coahuila, ni en los bares de la Santa Cecilia. ¡Vuelve de carpintero! yo le decía... pero parece que se desesperaba y buscaba lo "fácil" y lo "mejor pagado" y él se aprovechaba de su  buena apariencia; pero era muy buena gente, tal vez por eso, acabaron... hasta con su vida.

...Y mientras tanto, la mamá de Miguel, la señora Martina, se moria. Murió en el hospital de la Cruz Roja; el pobre Miguel no podía con tanta cosa, la perdida de su madre, recoger el cuerpo, los gastos de los funerales, y los familiares ausentes y desaparecidos.

...Yo no sabía cómo ayudarlo —Lupita se detiene y llora— al poco tiempo de la perdida de su madre; dejó de llegar a su casa, la que le quitaron los renteros, o alguna mala persona que lo dejó sin casa... En las banquetas se deterioró y en esos «bares nocturnos», vergüenza de Tijuana... de la puerta lo aventaron una y otra vez. Yo creo que cayó en demencia a la irreparable perdida de su madre.

...Pero pedía dinero —dicen algunas personas— ya no para comer pero para comprar coca, cristal y otras drogas.

No, no era un soldado. Una noche se vistió de «superman» quiso volar de techo en techo, a causa de los efectos alucinantes que provocan las drogas; pero según otras fuentes, dicen no se cayó. Lo que pasó fue que aquella su última noche, unos «amigos» se lo echaron —lo dejaron sin vida— llevándoselo a tirar, allá por la vía; envuelto en su capa; sin ningún escrúpulo y con macabro cuidado, para dejarlo en un frío y sucio desagüe; así no más, al pobre... Super Miguelón.

MORALEJA, SUPLICA Y ADVERTENCIA: Por favor haz consciencia; estudia lo más que puedas; haz un guardadito, prepárate como para una emergencia; ¡CUIDADO! dile NO a las drogas; a sus promotores y a la delincuencia. 



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