Hablando del tal celebrado, Don Jorge Soler (D.E.P.), fundador del Fraccionamiento Soler, pues se dice que él fue un gran hombre y un gran visionario de esta la que es nuestra bella colonia y ciudad. Se dice que el Señor Soler era ese tipo de persona que con un saludo de mano fuerte y mirada fija, sellaba un trato y lo cumplía; pues era un viejo de palabra, tal cual ya no existen muchos, ni en gobierno, ni en los negocios.
Saber quiénes somos y con quien compartimos nuestra identidad como Tijuanenses, es particularmente importante para muchos de los que aun residen en estas colonias fronterizas; así pues lo es también para algunos que llevamos grabado en nuestras memorias a esa vieja calle Remigio Soler, y recordamos nostálgicamente a el Soler.
Hoy se le dice “El Soler” a la colonia, pero en un tiempo no muy lejano de la historia, por eso de los anos cincuentas y sesentas, todo mundo en Tijuana conocía estos terrenos como La Misión Del Sol; por el hecho de que aquí existía un lugar fabuloso, conocido con el nombre de Posada y Hotel Misión Del Sol –construida en los penúltimos anos de los cuarentas.
Todo mundo en Tijuana sabia claramente donde estaba ubicada La Misión; a lo alto de la loma occidental rumbo a Playas. Su magnífica estructura se divisaba desde el oriente de la joven ciudad; desde La Libert(ad), y también desde San Ysidro y Chula Juana.
La Misión del Sol se encontraba allí, al topar la vieja carretera Internacional con la subidita a esquina con la Culiacán. Y pues allí, al subir lo último de la loma era donde se encontraba su plantel; un lugar de buen alberge y ambiente; pues era más que una simple habitación para dormir, era puro borlo y fiesta.
La Misión existía a lo largo entre las calles Braulio Maldonado y Fray Junípero Serra. Allí entre esas dos calles, en la cima de la loma, su gran estructura arquitectical dominaba la vista panorámica; lucia como una elegante dama vestida toda de blanco, pues toda su fachada estaba pintada de blanco, de pies a cabeza, con acentos suaves de color de rosa.
La Misión estaba coronada con dos torres; una de ellas se encontraba a la entrada del plantel -esquina Maldonado y Culiacán- donde se entraba por debajo de un arco portal, y al entrar al estacionamiento te topabas con una gigante fuente de agua. En el lugar donde estaba edificada esta primera torre, hoy en día se encuentra en su lugar un restaurant de hamburguesas tipo Americano –Carl’s Jr., pero antes, esta entrada conducía a la sala principal del hotel, la cual hacia a la derecha conducía a sus recamaras de huéspedes y a su grande alberca; hacia la izquierda se extendía el estacionamiento, y por su dentro se encontraban cuatro salones de eventos y también su magnífica barra, la cual era sin igual en todo Tijuana. La Misión Del Sol también contaba con unas caballerizas y también con un mini-toreo tipo rodeo donde se celebraban magnificas charreadas y tardeadas en fin de semana, pues La Misión era todo un súper espectáculo en su tiempo.
Allí, alrededor de La Misión Del Sol, fue fundado por Don Jorge Soler, el Fraccionamiento Soler –allá por el año de mil novecientos cincuenta y siete - 1957.
El Soler en esos tiempos era un lugar pristiño, lleno de fauna, pues era puro monte repleto de arbustos, liebres, ardillas, corre-caminos y coyotes; sus calles eran sin pavimento, pero eso sí, bien delineadas y cuadradas; el gruid de las calles hoy en día sigue siendo el mismo, aunque en aquel entonces era todo pura tierra y monte; típico de las jóvenes lomas tijuanenses.
Para llegar al Soler se subía por una de dos rutas, ya sea directo por la calle Segunda, o por el camino de la vieja carretera Internacional. Por esa Internacional al pasar la colonia Alemán –el tal barrio Nazi, como le apodaron sus colonos- se llegaba a la llamada curva de la muerte –donde hoy en día está la salida de desviación del periférico para el Soler, antes de montar lo último de la loma arrimadito a la línea- se subía por esa carretera vieja de un solo carril por sentido, curveando, pasando La Gema y el Alba Roja, hasta topar con la calle Culiacán; dando a la derecha para llegar a la cima donde comienza el fraccionamiento a espaldas de La Misión.
Aquí en el Soler las primeras calles pobladas fueron dos; la Braulio Maldonado, y la Remigio Soler. En la Maldonado se ubicaron las más ricas familias, y en la Remigio Soler se asentaron los verdaderos primeros colonos; los Jaramillos, Esquivel-Mayorga, Milton, Altamirano, Covarrubias, Rodríguez, Ponce, Beltrán, Serrano, Valdez, y otras familias más las cuales me fallan de la mente en estos momentos.
Los famosos y originales Solitarios de aquí son, de las calles Remigio Soler y Padre Kino, junto con los del Gema y la Colonia Alemán.
Entre la vieja carretera Internacional y La Misión esta un pequeño barrio, un pedacito de la colonia Alemán; el lugar en los mapas hoy en día lleva el nombre de Lomas Misión; es un lugarcito tipo hoyo/barranca, con solo unas tres callecitas que lo atraviesan en su ancho; ese barrio fue poblado y existe desde mucho tiempo antes de que el Fraccionamiento Soler fuera fundado. Ese hoyo de barrio, la gente le llamaba “La Gema.” El nombre fue adoptado de una pequeña tiendita de abarrotes que se encontraba en la calle Santa María del Mar, esquina con Mar Egeo. Allí en El Gema había familias muy antiguas en el lugar, y también allí existían Los Pachucos; esos viejos jóvenes que se vestían e identificaban con la onda México-Americano de los tiempos, tales cuales se encontraban en todas las colonias populares de la vieja Tijuana en aquel pasado; El Gema llegaría a obtener una fiera reputación de barrio a causa de estos Pachucos; pero estos Pachucos no necesariamente eran malas gentes, pues de esta raza joven fue de donde surgieron la onda de los Solitarios y cuantos más grupos musicales “oldies” que celebramos en la radio (variedades), y en la memoria. Todas esas familias del Gema se llevaban muy bien con los del Soler, pues eran colonias hermanas, y juntos asistían a las fiestas, a las tardeadas, a las kermeses y fiestas patrias, a la escuela; y en fin, a todos lados.
—SOLOxLOBO—