martes, 30 de septiembre de 2014

A qué Huele México

Hoy se acaba septiembre, el mes patrio; esta vez lo festejé un poco más que otros años; ¿qué tenemos para festejar? me dicen y escucho de algunos críticos; que los gobernantes, que la violencia, que el montón de cosas de siempre... Lo que no entienden mis críticos, y no entiendo de ellos, es que es mi casa y soy yo quien la habita —huela a lo que huela— dicho de otra forma, es México y soy mexicano.

Anécdota acerca de José Vasconcelos —politico, educador y filósofo mexicano— cuando quería ser presidente y estaba en campaña.

Eran tiempos posteriores de la Revolución.

Viajaba José Vasconcelos con un grupo de jóvenes; entre los cuales estaba Andrés Henestrosa —poeta, narrador y ensayista mexicano— quien narra que a la mitad de un recorrido por un tren; Vasconcelos mira por la ventana, y les pregunta a sus discípulos:  ¿A ver jóvenes? a ustedes que les importa tanto el país, díganme ¿a qué huele el paisaje mexicano?

Uno contesta, a nopal; otro, a maguey; otro, a bosques; y otro más, a milpas. Y no faltó quien dijera: A ¡tepache, tequila y pulque!

José Vasconcelos, los corrige a todos y les dice: «No, el paisaje mexicano huele a sangre».


—Fuente, conocimiento popular—

Lo que no explica Andrés Henestrosa ¿a qué se refería Vasconcelos? ¿si a la violencia de la revolución; o a la sangre poco común de los héroes que nos dieron patria; la provocada por los españoles en la conquista, o la de los sacrificios humanos y sometimientos de los aztecas hacia otros pueblos; o, se refería a la violencia en la que se vivía en aquellos días; o, a la actual, con mirada futurista? —¡Caray!— Al escribir estas lineas me doy cuenta a lo que se refería...  Es un triste lamento. México huele a sangre, ¡ya basta de sufrimiento!

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