sábado, 20 de octubre de 2012

Ricardo Ceratto y su Canción para Tijuana

—Del disco dedicado a México, de Ricardo Ceratto—

Recientemente —hace un par de meses— fui especialmente a la calle 2da a buscar esta canción; pero sorpresa —como has cambiado Tijuana— ya cerró la discoteca Laurita; donde vendían los discos de las canciones de entonces. La mandé pedir vía correo y al no recibirla; la busqué inclusive entre las viejas amistades, y aunque la canción es sencilla, como me agrada —finalmente— ya la encontré, aquí está:

Canción para Tijuana  (o, En Baja California)

Donde el sol alumbra más
y el invierno es primavera,
donde todo es libertad;
hay un lugar en la frontera
que es de México el portal
y el umbral de las estrellas!
Que es un barco de amistad
sin capitán, ni chimenea.
Que es un barco de amistad
sin capitán, ni chimenea!

En Baja California, Tijuana te espera.
En Baja California, Tijuana te espera.

Tendida junto al mar, queriéndote abrazar.

En Baja California, Tijuana te espera.
En Baja California, Tijuana te espera.

Sonriéndote al pasar, mimándote al andar.

Donde el sol alumbra más
y el invierno es primavera,
donde todo es libertad;
hay un lugar en la frontera;
donde puedes encontrar
maravillas por doquiera
de Tijuana hasta La Paz
que bonita es nuestra tierra!
de Tijuana hasta La Paz
que bonita es nuestra tierra!

En Baja California, Tijuana te espera.
En Baja California, Tijuana te espera.

Tendida junto al mar, queriéndote abrazar.
En Baja California, Tijuana te espera.
En Baja California, Tijuana te espera.

Sonriéndote al pasar, mimandote al andar.
En Baja California, Tijuana te espera.
En Baja California, Tijuana te espera.
En Baja California, Tijuana te espera.
En Baja California!

—Ricardo Ceratto, argentino—

Y si al escucharla, de alegría lloras tijuanense —no te agüites— un montón lo hace contigo; para mi, esta es la canción más bonita que se le ha hecho a nuestra ciudad, Tijuana.

Era tan comercial y tan solicitada; y además, era la apertura de un programa cultural que se podía ver en el canal 6; —y otro tiempo por el 12 — que se llamaba, "Tijuana Window to the South" conducido si la memoria no me falla por una señora que se llama; o se llamaba, Jan Wood.

Y aunque el sonido de esta versión no es el más óptimo; la aprecio; por que me recuerda tantas cosas.

Gracias, Ricardo Ceratto —EPD— por haber hecho esta canción —la mejor que se le ha hecho a mi Tijuana— para mi, eres una leyenda...

martes, 16 de octubre de 2012

¿Qué es Tijuana Innovadora?

—Y cómo me sirve a mi ¿simple mortal?—

Es un evento que por el momento se lleva a cabo cada dos años; evento que se realiza en nuestra ciudad, Tijuana, Baja California, México, con sede en el Centro Cultural Tijuana (CECUT). —Es un evento (y movimiento) relativamente nuevo—. Fue realizado por primera vez del 7 al 21 de octubre del 2010; y en la actualidad —estos días— se está llevando a cabo su segunda edición —del 11 al 21 de octubre, 2012—.

A simple vista parece un evento para promover el comercio y la industria que se hace en Tijuana; pero es algo más...

Su objetivo, a manera de escaparate —aparador— es de mostrar a nuestro país —México— y al mundo, las innovaciones que en materia de educación, ciencia, cultura, arte y tecnología se exportan desde nuestra ciudad a muchos de los rincones del mundo.

Somos porque podemos; porque podemos somos...

Hoy, por ejemplo: cuatro empresas locales recibieron este día —16 de Octubre de 2012—, cada una un premio; premio que consiste en una estatuilla en forma de palomilla —de aprovación— no sé si además de esto también se le de un premio económico —seguramente sí, mas no han dicho cuanto—. Pero los galardonados de hoy fueron:

1-Museo Interactivo el Trompo en la categoría de educación mediana.
2-Farmacias Roma fue galardonada en la categoría de "servicio grande",
3-En la categoría de gobierno fue la CFE, residencia general de Cerro Prieto.
4-DJ Ortopedics conocida como DJO Global fue la empresa ganadora de la categoría "Industria Grande".

Cabe señalar que la palabra "grande" —entre comillas— en dos de las categorías señaladas, indica que estas empresas, comenzaron una día —no hace mucho— como un pequeño negocio.

Y cómo Tijuana Innovadoara me sirve a mi, ¿simple mortal?

Si eres expositor; o está dentro de tus posibilidades participar de estas conferencias, felicidades... Pero lo siguiente es para las personas de a pie —como yo—:

Esta innovación es una invitación para todos; no necesitas ser una empresa para innovarte... ¿Qué quiere decir innovar? Veamos;  Del latín, innovāre: Mudar o alterar algo, introduciendo novedades.

Es algo parecido a renovarse, es cambiar para mejorar y hacerse nuevo. Siempre se puede innovar —mejorar— en lo personal y en los negocios.

Y a propósito de todo esto; viene a mi mente un cuento que nos platicaba mi maestra; una innovadora maestra de 3er año de primaria...

"Una vez se le regaló un vestido nuevo a una niña pobre; al vestirlo se veía encantadora. Tanto agrado al padre ver como sonreía su hija con su vestido nuevo; que se dio cuenta que no estaba acorde con los harapos que el mismo vestía; ni con la casa, pues la casa la tenía muy descuidada; al poco tiempo se puso a pintar la casa; los vecinos que de igual forma tenían en descuido sus casas; al ver el cambio de sus vecinos, optaron también por pintar y arreglar las de ellos. El barrio parecía un barrio nuevo; todos los vecinos sin querer estaban trabajando juntos...  De pronto los vecinos ya no se veían en harapos; ni sus casas en ruinas. Por este cambio —que inició desde que la niña lució un vestido nuevo— como si a todas las personas de ese barrio les cambio la vida, con mejores casas, mejores empleos; y nuevos y mejores amaneceres."

Me gusta mucho este evento —y este movimiento— de Tijuana Innovadora; pero estés donde estés, donde quiera que me leas: no necesitas ser tijuanense, newyorkino o ruso; y si eres tijuanense,  no tienes que esperar dos años, la innovación es permanente; es empresarial; es personal; es ya; y ahora... Innovate.



miércoles, 10 de octubre de 2012

Tijuana ¡en el Espacio!


TIJUANA.- Estudiantes de dos universidades locales —La UABC y la Iberoamericana— se unen para participar en un innovador proyecto: Lanzar dos satélites al espacio.

"Estamos en el inicio de una nueva era —comentan los estudiantes que participan en este ejercicio cientifico—. Estos satélites  —amateur— con los cuales podremos manejar información con tecnología de punta, enviaran señales de audio y vídeo entre ellos, así como recibir señales de la estratósfera".

Eduardo Guizar, científico colaborador de la NASA, y representante de la Misión Espacial del Clúster Aeroespacial en Baja California, explicó que estos dos satélites serán enviados al espacio dentro del marco de Tijuana Innovadora a una altura de 36 mil metros. —Dijo también—:  "Se podrá fotografiar y videograbar el ascenso y descenso de los artefactos, además de observar la bella oscuridad del espacio, y el litoral de Baja California."

Estos satélites serán lanzados el próximo 17 de octubre —2012—. ¿Dónde? Los científicos —por algún motivo— han preferido no dar esta información a la prensa —y a los estudiantes se le ha pedido guardar sigilo—.

jueves, 4 de octubre de 2012

Mágicas Noches de Halloween en la Revu


—Tijuana de mis recuerdos—

Si algo tenía mágico la Revu, era sus noches de brujas; esas noches de octubre que para finalizar el mes,  los días siempre son más cortos y por consiguiente, las noches más largas.

Ir a la Revu esa noche del 31 de octubre para mi era toda una aventura.

Por su puesto había su desventura; como lo eran esos "beisbolistas"; que si ibas en carro, tenías que tener mucha precaución y mucha paciencia; pero ya sabías a lo que ibas, a que te lanzaran un huevo —o varios— a tu parabrisas.

Beisbolistas —literalmente— con su uniforme de beisbolistas, otros se ponían el uniforme totalmente al revés ¿porqué? nunca lo supe; pero cuidado con su pitcheo —con su lanzamiento—.

Más allá de estos lanzadores, la noche del Halloween en la avenida Revolución era todo un espectáculo, entre lo pagano y lo divertido; que en medio de un gran gentío; era una magna fiesta de disfraces en plena calle.

Cada año íbamos, al menos para darnos una vueltecita —en mi carro—; que importaba los huevazos; llegaba a la siguiente gasolinera y a limpiarlo luego-luego; pues el huevo en la pintura del carro pude ser difícil de quitar sin dañar la pintura. Otros que ya sabían a lo que iban —por lo mismo— llevaban su galoncito de agua.

Esas noches, creo que el 95 por ciento —de los que caminaban en la avenida Revolución— iba disfrazado; de conejos gigantes, de brujas, de momias, de vampiros y de muchas otras cosas... No, no cerraban la avenida, pero para el caso era lo mismo; todos los bares, y todos los restuarnates —y creo que todos los establecimientos— aprovechaban de tal evento, para que con todo "y la travesura" tomaran el riesgo para esta magna fiesta; que literalmente hablando, era una gran fiesta en la calle.

Los americanos —unos de "cowboys" y unas de blanca nieves— que no saben mantenerse sobrios, y los podías ver en cuatro patas como gatos entre el gentío —a gatas—. Las brujas y los vampiros, —¡cuidado!— que si te agarraba uno o una, era para jalarte a uno de los antros, y realmente no sabías si era un jalador o una jaladora pagado por el antro; o un amigo, o una amiga.

Y si ibas solo, mucho ojo a que te siguiera un vampiro; porque según la sabiduría popular; era para que —literalmente— te chupara la sangre.

En mi opinión más que un carnaval era un reventón que se reventaba en la calle; —me explico—: en vez de un desfile de disfraces, era una fiesta que se llevaba a cabo en plena avenida, bailabas porque bailabas aunque fuera en la esquina de la Revu con la Tercera.

Los tiempos cambiaron; la mascara... La mascara que no sabes quien está detrás de ella. Desafortunadamente hubo quien se aprovechaba de esto para hacer otro tipo de travesuras, y la policía las prohibió ya desde hace muchos años; ambas la mascara y la fiesta, y ahora a los adultos se les prohibe ir disfrazados por la avenida, y sus antros de antaño, ahora están cerrados o restringidos.

No, yo no quiero ir a Disneylandia para celebrar el Halloween; yo quiero de vuelta mis originales noches —mágicas— del 31 de octubre en la Revu.


La Ouija en el Panteón

Hola. Yo soy de la Sanches; pero porfa no ponga mi nombre... Me da algo de pena; pero mi relato, esto que nos pasó —hace algunos años— a mi y a unos amigos es verídico; es cierto.

Había entre los amigos uno que tenía carro; —era la novedad— jóvenes y sin quien nos detuviera, nos dio por estar de vagos; a salir a muchos lados, desde las visitas a los antros de la avenida Revolución, hasta los paseos que nos dábamos a Tecate y a Rosarito.

Un día a uno de los amigos se le ocurrió proponer ir a un panteón a jugar con la mentada ouija; entre otros juegos de mesa —domino, ajedrez, poker—.

Nos reunimos y nos fuimos temprano, con luz todavía; como a las cinco de la tarde y fuimos a dar a un panteón que se encuentra cerquita del poblado de La Gloria...

Todo iba bien, llevamos cervezas y papás al panteón; como si fuera un "pick nick" —un día de campo—. Además de los mencionados juegos; Íbamos preparados con cobijas, linternas y hasta uno llevó velas... La idea era quedarnos hasta que comenzara el frió... Y aguantar lo más que pudiéramos la noche.

Estábamos entrados con la cura —la alegría— de la juventud... Empezaba a oscurecer, llegó la hora de empezar con la ouija; no la tomábamos enserio —según eso— y fue una tenebrosa palabra que surgió en la tabla de este juego que captó nuestra atención... APRE... Pero nosotros la interpretamos: Abre.

Estábamos a lado de una de las tumbas con nuestro cotorreo... jugando y riéndonos como locos.

El más loco de todos dijo: —estoy seguro que el muertito enterrado aquí quiere que abramos ésta —su tumba— y lo desenterremos...

Y sacamos del carro, aprovechando que parecía que no había vigilancia, la L y otras herramientas para las llantas y empezamos a remover el cuadro de semento de la tumba, buscando de donde apalancarnos, para ver al muertito y a ver que quería; al principio todo era risas...

No fue hasta que finalmente pudimos remover la placa de semento que al toparnos con la caja y con un olor fétido que nos dimos cuenta de lo que estábamos haciendo —profanando al panteón—; pero no sentíamos que estuviéramos haciendo algo malo al hacer lo que estábamos haciendo; o antes de eso; fue después...

Empecé a temblar; me di cuenta que todos estábamos igual; de pronto todos sentimos un miedo muy fuerte, todos estábamos como acalambrados; y nos echamos a correr dejando todo, la herramienta y los juegos que llevamos, las cartas, y nos fuimos corriendo hasta el carro como si de plano ya nos estuviera persiguiendo un zombi...

Jamás volvimos a ese panteón ni a recoger la herramienta, ni nada, no nos dábamos cuenta de lo que estábamos haciendo, estábamos tontos.... ¿Qué fue lo que sentimos? ¿Qué nos pasó? Creo que al hacer contacto con el féretro, nos sacudió la poca sensatez que uno tiene después de haber bebido alcohol... y caímos en un miedo colectivo... Íbamos con mucho miedo ¿huyendo de qué? El amigo que llevaba el carro casi chocaba.

Con razón mi jefe dice y se los paso al costo: "No hacer cosas buenas que parezcan malas, y no hacer cosas malas que parezcan buenas."

—Anónimo de la Sanches Taboada—

Chica Fantasma en el Campestre y una Posible Rencarnación


Tijuana B.C.- Mi historia coincide en la época cuando la colonia Cacho no era tan popular; cuando la Cinco y Diez era el limite de la ciudad y todavía no estaba el Libramiento... Mi anécdota que aquí relato, era cuando las mejores fiestas —navideñas, bodas y quinceaños— se hacían en el Campestre; y bastaba con ser invitado para ser bienvenido; probablemente al marco de a fines de 1960.

Sí, claro, había otros salones de baile —muy buenos todos— pero el del Campestre tenía entonces un sello siempre especial, sus candelabros, su majestuosidad y su foro; todo de terciopelo; todo espectacular... Y claro, sus cosas misteriosas.

Estaba próxima a casarse la hija de mi jefe inmediato de la empresa donde trabajaba —la embotelladora La Victoria— y yo todavía me encontraba soltero; y ¿cómo a quién le den pan que llore? —con ganas de vivir a lo máximo— joven, con la ilusión de conocer la mujer que buscaba, y de codearme con gente importante... Por eso de manos de mi jefe recibí con mucho gusto esa invitación a la boda de su hija.

El salón estaba expectacular, creo que era una orquesta popular la que estaba tocando en vivo la mayor parte del repertorio de esa noche; y fue cuando la miré a ella, coqueta, curiosa y bella, que con su mirara captó —totalmente— mi atención.

Y al son de una melodía la saqué a bailar, parecía que volábamos al son de violines y tambores tropicales; y mientras bailábamos, sus ojos —con los míos— me hablaban, expresándose totalmente; diciéndome tantas cosas; platicamos poco; pero lo suficiente; parecía que tan solo al vernos nos entendíamos...

— ¿Cómo se llamará esa melodía? —le pregunté.

Levantó los hombros y nada más sonrió. Y me parece que la orquesta la volvió a tocar especialmente para nosotros dos.

Sin darme cuenta, se empezó a hacer tarde; los novios por fin salieron del salón para irse ya a su luna de miel; poco a poco, los invitados se empezaron a ir; cuando le dije: —Lorelei, ¿te puedo llevar a tu casa?

—Sí, pero espera, déjame ir por mi abrigo, no tardo.

Lorelei, no volvió... La fui a buscar al área donde la gente podía guardar sus abrigos, y no me supieron dar ninguna información, simplemente me dijeron, no ha venido ninguna dama a recoger ningún abrigo. Pensé que probablemente estaría en el baño y la esperé.

La esperé y no salió... La busqué y no la encontré...

Le pregunté al papá de la novia, mi jefe inmediato, que todavía se encontraba ahí despidiendo a los invitados al terminar la fiesta —¿Lorelei es familiar de ustedes?

—No, tal vez sea amiga de mi hija. Cuando regrese de su luna de miel se lo preguntaré. —y agregó— no te aflijas, ya vez como son las mujeres, a la mejor Lorelei no se sintió en confianza contigo después de todo. Y se quiso ir por su cuenta.

Esa noche, adolorido, herido, pero todavía enamorado; no dejaba de pensar en ella —y en esa melodía—. Una melodía que en mi sueño al bailar volaba con ella; y como era una melodía que no tenía letra, al oído le inventé una; y en mi sueño se la cantaba a ella... Lorelei, yo te quiero, yo me muero por tu amor...

Nunca me supo decir mi jefe inmediato quien fue esa joven; no fue invitada de su hija, ni de su yerno; pues su yerno no invitó a ningún familiar o amistad con el nombre de Lorelei.

La busqué por muchos años.

La soñé toda la vida; le canté al oído al son de esa melodía por muchas noches —aun casado con otra— y cuando supe el nombre de esa melodía y de quien era; la busqué —recientemente, ahora con el ínternet— después de tantísimos años para darme cuenta que esa melodía tiene letra; la misma que en mis sueños —salvo dos o tres palabras— se la cantaba a ella...



De Bolero a Empresario: Johnny Alessio


De acuerdo al Fondo Monetario Internacional, la crisis económica actual tardará 10 años para finalizar; 10 años que nos parecen eternos; y hasta nos pareciera que es la primera vez que hay una de estas crisis económicas mundiales...

Era la época dorada de Tijuana, aquella que atraía a los "secos" de la ley seca de Estados Unidos, el mundo parecía que estaba dando un nuevo giro; a lo que era una pequeña aldea fronteriza, se convertía poco a poco en una pequeña ciudad atractiva a quien huía de las prohibiciones de aquel país.

¿Tijuana y San Diego ciudades hermanas? Para nada, San Diego ya era un puerto de los más importantes de Estados Unidos, y Tijuana... apenas bostezaba.

Pero esta historia se trata de un joven que pasó de un pobre bolero a un gran empresario; dentro de ese marco histórico de los años de la ley seca; todo empezó, tal vez por esas cosas de las que los pobres de todas las épocas y de la actualidad ya estamos tan familiarizados...

La necesidad.

Sus papás habían inmigrado huyendo de la pobreza —de Italia— a Estados Unidos; buscando un buen lugar para vivir; era la época de los fabulosos 20, cuando llegaron a West Virginia  y luego; ahora por cuestiones de salud de Dominico —papá de 7— junto con su esposa Rosa, a San Diego, California.

La pobreza de las que habían huido Dominico y Rosa, papás de Johnny, parece que los había seguido a San Diego, y Johnny tuvo que dejar la escuela a los 17 años, con otros de sus hermanos; poniéndose a trabajar en los negocios de su padre, un puesto de lustre para el calzado y de revistas.

"Con lluvia, truenos o nieve, lo podías ver en su puesto de bolero, su banquito y feliz de la vida; haciendo orgullosamente su trabajo, dándole lustre a los zapatos de sus clientes"; platican los que lo conocieron; pues Johnny nunca dejó el contacto con sus amigos.

Hablaba italiano e ingles; en su momento —seguramente— nunca imaginó que pronto iba también a hablar español...

Es que entre sus clientes estaba Conrad Arnholt Smith que era propietario del Banco del Pacifico en Tijuana; quien al observarlo por un tiempo; había notado su agilidad y un interés genuino al desempeñarse en su trabajo; convirtiéndolo en su amigo; y sentimentalmente hablando, adoptándolo como a un hijo, llevándoselo a trabajar a su banco.

—Esos días para mi fueron terribles, —platicaba Johnny.

Johnny sentía que no encajaba en el banco, donde el era el único estadounidense y en pocos días ya había renunciado varias veces; pero llegó el día que utilizando su lengua italiana —muy parecida a la nuestra— decidió aprender a hablar español; utilizando su ingles para ganarse la confianza de los inversionistas americanos y el español para ganarse la confianza de sus compañeros; al poco tiempo se desempeñó de mensajero; luego de cajero;  algunos años después, de gerente del banco; hasta que tuvo que abandonar el banco para convertirse en el gerente del antiguo Hipódromo de Agua Caliente.

Las crisis mundiales de aquella época que desde niño a este joven le tocó vivir; lo hizo un hombre muy luchista y por ende muy emprendedor; pero había algo más en la personalidad de Johnny, carisma y mucha inteligencia.

En poco tiempo y todavía muy joven sería conocido por todo el mundo, y reconocido en ambas ciudades de San Diego y Tijuana como uno de los hombres más influyentes de su época.

Negocios en Tijuana, negocios en San Diego, en Ciudad Juarez, innovando y creando muchos empleos; de esa forma lo recordamos los que nos tocó vivir algunos de esos años, cuando Tijuana; por el original Hipódromo de Agua Caliente, parecía el centro del universo.

Desafortunadamente, muchas veces, tal vez por la misma necesidad anterior; otras veces por la falta de formación académica; algunos genios cometen errores, y fue lo que le sucedió a Johnny; cometió el error de no pagar los impuestos de sus negocios en Estados Unidos; donde fue detenido por las leyes de ese país; pasando algunos años en la cárcel; y convirtiéndolo en la opinión de algunas personas en algo así como un gangster.

Yo prefiero la ley de la balanza; Johnny —en mi opinión— hizo más cosas buenas que malas —que la de evación de impuestos—.

A parte de los empleos que generó en Tijuana —en San Diego y Cd. Juarez—; Inventó el casco para proteger la vida de los Jockeys cuando vio morir a uno de ellos al caer de un caballo.

Fue quien mandó pavimentar lo que en la actualidad es la Bulevar Agua Caliente —sí, cuando era un camino de  terracería—; y es recordado también por su altruismo en Tijuana; construyó 11 escuelas, sin mencionar su festival de navidad que hacía cada año para los niños pobres.

John Salvatore Alessio, nació en Nutter Fort, WV en 1910 y murió en San Diego, CA en 1998.

Fray Dago y su Paso por Tijuana


No, fray Dago no tiene nada que ver con el Padre Kino o fray Junipero Serra; nada que ver con la histórica evangelización regional —ni mucho menos de ningún escandalo de los que ahora se ven de vez en vez en la tele. Fray Dago era uno de los frailes que habitó en la casa del Templo de San Francisco en Tijuana, en la calle Tercera, frente al Parque Teniente Guerrero.

Es que si una vez un pobre —muy pobre— a mi parecer un vagabundo, quería ponerme a vender pastelillos de queso en el parque; no fue el único que quiso ponerme a trabajar; iniciando mi propio negocio en el área...

Fray Dago era el más acertado de los frailes; yo iba entonces los domingos a ese templo; y después de misa me iba a comer pozole o tamales al restaurancito que tienen ahí un grupo de abuelas —y abuelos— a ladito del templo. Ahí fue donde conocí a fray Dago y a los demás frailes del templo de San Francisco; Dago en mi opinión era un joven muy atento; sé que no debo hacer comparaciones; pero en comparación a los demás frailes, los otros pecaban de ser no muy atentos; o no muy educados; parece ser que San Francisco cuando fundó la orden no exigía educación a los hermanos que quisieran pertenecer a la fraternidad; y podía entrar cualquiera, sin o con educación; así lo entendía..

Yo trabajaba entonces en una compañía de información cibernética; pero las crisis de entonces llevaron a la compañía a hacer —continuamente— ajustes de personal y llegó el día que me tocó el recorte.

Les platiqué a los frailes; para que además de orar por mi, me ayudaran a encontrar trabajo entre los feligreses; pues sus feligreses de lejos parecen ser personas empresarias y comerciantes, maestros y doctores.

—Aunque sea llevando el libro, archivando datos; o en el peor de los casos, limpiando la clínica de alguno de tus conocidos, —le dije a fray Dago.

—No, hermanito, ya es tiempo que deje la compu, es malo trabajar toda la vida exponiendo su vista, sus ojos, al intenso brillo de los monitores; y olvídese de trabajar en el área de limpieza, usted no fue educado para eso. Creo que ya es hora que ponga su propio negocio.

«Ya está un poco viejo, hermano, no le van a dar trabajo en ningún lado; mira, cómprese un carrito de paletas y póngase a vender paletas heladas; aquí en el parque se venden porque se venden.

»O, comprese unas dos docenas de donas y pongase a vender donas, le aseguro que en menos de ocho horas las vende todas, aquí en el parque. Yo lo ayudo.


Francamente, no esperaba de fray Dago estos concejos, de ponerme a vender donas o paletas heladas en las áreas vecinas del templo. Tampoco me gustó darme cuenta que no podía contar con ellos —los frailes— para que me ayudaran a encontrar trabajo entre sus conocidos. ¿Yo de paletero? ¿de vendedonas? —No, gracias—.

Pero, al poco tiempo me llamaron de la compañía donde trabajaba y me volvieron a contratar; y ya no tuve tiempo de convivir con mis amigos los frailes los domingos; y el templo me quedó otra vez lejos.

Tuvo que pasar un par de años para regresar al templo y a su parque; y si tengo algún ritual secreto; es de cuando puedo ir al área, siempre me siento al menos por unos instantes en alguna de las bancas de ese parque frente al templo.

Esta vez fui preparado con una hamburguesa y una soda; y mientras disfrutaba de mi día de campo, observaba que las abuelas y los abuelos de aquel restaurancito parecen ser siempre los mismos, —nunca cambian— como nunca cambia el mismo templo y el mismo parque...

Y mientras pensaba en estas cosas; un —¿una paleta, jefe?— de la voz de un paletero interrumpió mi pensamiento.

—No, gracias, —le dije, y agregué—: Una vez uno de los frailes de ese templo me quiso poner a vender paletas, ¿qué tal el negocio? —le pregunté.

—No es la gran cosa, pero me distraigo y me entretengo y me deja unos centavos; ha de haber sido fray Dago ¿verdad?.

—Sí, fray Dago, mira que chiquito es el mundo.

—A mi me ayudó a conseguir este carrito, ya lo cambiaron; pero en su estancia en Tijuana, ayudó a otras personas a trabajar vendiendo; tamales, dulces, donas, y paletas heladas.

—A la mejor un día sigo su concejo y me pongo a hacerte la competencia —le dije.

—El sol sale para todos, amigo, el parque es muy noble y el templo muy rico. Paz y bien.

Entonces entendí otra cosa; que San Francisco aceptaba gente con o sin educación para su orden; pero a la que tenía educación le pedía compartir su sabiduría con los otros; como fray Dago; que aunque fue breve su paso por Tijuana; ¿quién sabe a cuantos desempleados ayudó a auto-emplearse? Y aunque no se encuentre en el templo, ni en el parque, ni en ningún lado de él —una estatuita— por tu empeño de ayudar a auto-emplearse al que trabajo no tiene; para mi ya eres fray Dago, una leyenda.