jueves, 1 de diciembre de 2011

El Juglar de Rosarito


ROSARITO.- Iba camino al Pabellón de Rosarito, en taxi, flojo, casi durmiéndome en el asiento; cuando al alto de un semáforo, vi unos pies caminar en el aire a través del parabrisas. —Se ¿asustó, jefe? —me preguntó el taxista— No, tan solo me sacó de mi letargo, le dije.

Se me ocurrió tomarle vídeo para subirlo a mi blog de Leyendas, y me apuré con mis compras en el Pabellón, y en menos de 15 minutos me dirigí a pie, donde estaba este acróbata. Allí estaba sentado en un macetón de una de las tiendas mientras se ponía el semáforo en rojo.

—Amigo, —le dije— Venía en el taxi cuando te vi haciendo acrobacias, ¿voy a subir el vídeo para que mas gente te vea? Mi blog no es muy popular; pero te puede atraer cualquier cosa de fama.

—No me lo tome a mal señor, lo que pasa es que prefiero no ser popular. Vengo de Tijuana, y si me pongo aquí es por eso mismo, trabajar en esto sin que gente que me conozca, me diga algo; y ahorrar para los estudios.

—¿Cuanto ganas?

—De cincuenta a cien pesos, al día; pero no lo hago tanto por el dinero, lo hago por la adrenalina, por el reto. Por el gusto de hacerlo.

—¿Cómo te llamas?

—Diga me "Rubén"...

— ¿Lo cual quiere decir que no te llamas "Rubén"?

—Prefiero, en su entrevista que no use mi verdadero nombre; por lo mismo, no quiero que la gente cercana a mi sepa de mi "espectáculo."

—¿Te gusta mucho la gimnasia?

—Sí, claro por eso lo hago.

—¿Y no tienes miedo que te atropellen?

—Sí, pero estoy seguro de lo que hago, trabajo solo cuando los carros ya están bien frenados.

—Bien, Rubén, no entiendo por que no quieres que suba el vídeo, o de mantenerte al margen de que alguien te reconozca, pero te respeto. No lo haré.

—Nadie cercano a mi sabe de esto y prefiero que siga así, es como cuando alguien le gusta mucho lo que hace, y si lo dice mucho, luego la gente, su familia o los amigos, luego le dicen cosas. O como el exhibicinoista, que prefiere exhibirse donde nadie lo conoce.

—¿Qué, no quieres ser leyenda?

—No, todavía no —señor— estoy muy chico.

—Gracias, Rubén.




—Este es otro acróbata no es el mismo de la entrevista.—

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