La perdida de un hermano cuate es algo difícil de sobre llevarlo; dolor que puede ser muy persistente; ya que es una relación que empieza desde el vientre materno, seguro es por eso que se dice: "que lo que le pasa a un cuate, lo reciente el otro; y viceversa"; mito que no ha de ser tan mito, y solo los hermanos cuates o gemelos experimentamos. Cuando le pegan a un cuate, también lo siente el otro.
Recorriendo mitos y leyendas reviven las aventuras que desde chicos, mi hermano y yo pasamos; las idas a la Rumorosa, las veces que nos inscribimos en las diferentes escuelas aquí en Tijuana; los temas de mutuo interés; los trabajos —todo revive— pero esta vez, en vez de pensamientos nostálgicos, ahora en hermosa y misteriosa armonía; de otras muchas vivencias alegres que desde la infancia, pasamos mi hermano y yo.
Y ahora, hasta riéndome estaba.
Riéndome; de los apodos que me decía; y los apodos que yo le contestaba. Y recordando, también, con alegría, la carrilla que le dábamos a los amigos y a los hermanos... y de la vez que nos corrieron del equipo de fútbol del Instituto México; o la vez cuando estábamos en 6to, que se echó un pedo y me lo facturó a mi (y todo el salón se rió de mí).
De repente me cayó el veinte, es que hoy es el día de todos los Santos —1 de Noviembre—; ahora creo en realidad que no era yo quien me estaba acordando de mi hermano cuate; era él, quien se estaba acordando de mi. Y quiere que lo recuerde con alegría.
Saluti e grazie Geratto!
"A los muertos hay que recordarlos con alegría" según nuestra cultura mexicana, dice el historiador Gabriel Rivera. La foto con la que le doy cuadro a esta reflexión es de los famosos cuates, Carlos e Ignacio Calderón, que jugaron en el Guadalajara.
—En memoria de Héctor Gerardo Espinosa—
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