¿Soledad extrema?
¿Quién sabe qué mosco me picó, que de verano a otoño, una comezón tremenda se me dejó venir en todo el cuerpo? Acompañada de problemas, ¿quién no los tiene? ¿Los años? ¿Los defraudes?
—Llévesela tranquilo, Don. Me dijo el doctor del simi.
Pendientes sin fin. Cansancio. Malestares; esos que uno a veces hace más grandes por la nada. ¿Tristezas? ¿Preocupaciones? —Depresión— ¿Qué sé yo? Pero me dejé abandonar, y hasta dejé de cuidar mi jardín y de limpiar mi casa...
Para mi familia y los pocos vecinos, ellos creen que parezco de una especie de demencia, ¿indigencia? o ¿la senil? ¿Qué clase de locura? A ellos qué les importa; yo sé que estoy bien, y que esto que traigo pronto se me va a pasar.
Haciendo una lista de todas mis desgracias dentro de mi mente estaba; afuera un viento de Santa Ana azotaba duro; ¿a ver si no tumba la luz; o me la vienen a cortar? Me decía para mí, encabritado por que además, encontré que el escusado ahora tiene una fuga de agua, ahora tengo que echarle a cubetazos para que se vallan los desechos, pues ¿de dónde para contratar a un plomero? - ¿y yo? La última vez que hice una reparación de esas, fue con la fuga de gas; que tuvieron que venir los bomberos, no que esto me haya dejado traumado pero, así está bien...
Y de aquel jardín hermoso que tenía ¿dónde quedó? Hace tres o cuatros meses, la gente tanto que me lo chuleaba todavía. Y la casa ya huele tan mal, con razón creen que estoy loco... Muy dolido por a dentro; pero con esos ánimos; aun así, prendí la cafetera, diciéndome para mí: "bueno antes de que ya no goce del beneficio de electricidad y se acaben el café y la azúcar, un café acompañado de música, adiós y qué le hace, qué venga lo qué venga."
Un poquito de música cómo queriéndome escapar; aunque sea un momentito de aquella presadumbre; y me acordé de... una radiola, una barrita de música de un blog; de un joven que desde su casa comparte; un amigo que me admira mucho a través el internet; aun sin conocerme... Y pensaba, ya que vea que soy un pobre indigente, seguro que jamás va a volver a decir... que soy el mejor escritor que ha conocido y el más bueno de los blogueros.
Y mientras me tomaba mi café, tratando de relajarme con tan extraña música, el viento metió a mi casa, como por de bajo de la puerta, el aroma fino de un perfume; seguramente de alguien que pasó por la calle...
El perfume se me hizo en sí, extraño y fuera de lo común, pues ni en las mejores tiendas de Tijuana o de San Diego lo encontraría, estoy seguro —¡Sí, alguna vez fui a la Sara's y al Neiman Marcus!—. "¿Y, si es una seña de que voy a recibir visita?" De inmediato hice mi depresión a un lado, con todo y mi letargo, y me puse a limpiar el baño que dejé, si no de hospital, al menos sí lo suficientemente limpio por si recibo visita.
El Santa Ana duró, poco —más o menos tres días— y me dejó de recuerdo tierra por toda la casa, hasta por el baño que acababa de limpiar; sin mencionar las supuestas áreas verdes. Me hice un bocadillo ligero para desayunar; aquella mañana, acompañado de un café; y como disfruté tanto uno, escuchando aquellas melodías, volví a poner el internet y buscar la radiola del blog de aquel amigo.
Y, mientras desayunaba escuchando de tan tranquila música, volvió a entrar aquel perfume tan fino, aun con las puertas y las ventanas cerradas; "qué casualidad, volvió a pasar el mismo caminante". Cero y van dos, seguramente voy a tener visita; volví a pensar, y apenas acabé el bocadillo y el café y me puse a barrer, y a trapear, esta vez toda la casa.
De la depresión ya ni me acordaba. No sé si fue por la música tan relajante o el misterioso aroma de aquel perfume tan fino; o por la expectativa de una visita que el perfume me anunciaba; pero, superé lo que traía.
Pocos días después, se me antojó un café, esta vez pasadita de la seis de la tarde-noche, y me lo acompañé, otra vez con tan deleitosa melodía. No podía creerlo, aquel perfume de la nada, volvía a inundar toda mi casa. Han de estar en sus casas los vecinos... y dejé correr las melodías, mientras checaba cada rincón de mi tan pobre casa.
No fue hasta que una tarde de esas que salgo a caminar un poco; que le pregunté a doña Chayo, la esposa del gendarme de la villa, ¿han venido los vecinos?
—Usted sabe que solo vienen los veranos, estas casas son de uso exclusivo para esos días, Don, ¿qué le pasa?
—Es que recientemente se ha metido un perfume al parecer muy fino por mi casa, por eso le pregunto doña Chayo y por eso pensé que estaban los vecinos.
— ¿Un perfume fino? —doña Chayo se quedó pensativa y me dijo en son de intriga:
— ¿Qué raro? ¿Dónde he escuchado eso? —Y después de un breve instante concluyó:
—Pregúntele a Jimena.
Jimena, una señora que por un dólar saca pasear a los perros de los pocos vecinos que aquí habemos; conocida por sus remedios, y por su oscura fama de ser la bruja del pueblo, ¿qué le voy a preguntar a ella nada? Así está bien, me dije. Sin importarme realmente la forma de expresarse de doña Chayo.
Sin embargo, poco tiempo después vi pasar a Jimena con uno de sus perros, y le dije:
—Jimena, fíjate que ya tengo varios días que un perfume fino y no sé de dónde se mete a mi casa, ¿tendremos vecinos nuevos y no me he dado cuenta?
Jimena, sonrió, alzó su vista al cielo, me abrazó, me quería besar las manos, me quería besar todo —¡Dios mío me quería comer vivo!— me miró sonriente y me dijo:
—No, no hay vecinos; y el perfume es...es... es porque lo ha venido a visitar un santo.
Preciosa anécdota, me tenía intrigado de principio a fin. Y ¿en que tema musical comienza a aparecer ese perfume??, se ha seguido repitiendo?, una visita inesperada de alguien que le desea lo mejor, que lo ama y no le quiere ver hundido en depresiones, ni sus lectores queremos que eso suceda.
ResponderEliminarGracias por compartir este tipo de experiencias, en verdad me ha permitido conocerlo mas, un abrazo mi blogger favorito!
H.B.
¿Sugestión o casualidad? lo cierto es que vivimos los vecinos de aquí en un pueblo fantasma, donde solo hay gente los veranos, por eso mi extrañeza hacia el perfume; la música lo suficientemente relajante para estar susceptible a esta extraña “visita”, gracias estimado Héctor por compartir, lo mismo que tu música, que tu amistad. Un fuerte abrazo, y gracias por lo de bloguero favorito!!
EliminarHola, Amigo,Polo viendo su blog,de Estranas Visitas,pues ,no se diprima asi,pues a todos nos pasa lo mismo de ves en cuando,no esta solo,echele ganas a su Casita.Pues cuantos,ya la guisieran tener.Animo!! y adelante gue pronto,estaremos alli,tomando Cafe,con usted.Salga a caminar y agarar Ahi gre!! los Pagaros y las nubes. no se deprima.Un Dia ala Ves
ResponderEliminarGracias Yolie! y gracias por las vueltecitas que le dan a mi blog.
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