Además de su cerveza, su pan; mi gente —mi familia— es de la que va todos los sábados por el pan; pero hay algo más en Tecate ¿cómo explicarlo? —¿Su sosiego?— no sé.
Allá por mi juventud —no hace mucho— cuando vivía en Lomas Conjunto Residencial, en La Mesa, nos íbamos mis amigos y yo en bicicleta, hasta Tecate; donde se sentía esa magia, me llamaba mucho la atención, seguramente en las primaveras; las flores de manzanilla, que por el camino, y hasta llegar —me parecía— nos recibían, agitándose, para gozar con nosotros, nuestra visita a Tecate; donde no nos contentábamos hasta llegar al kiosco de su plaza, y aunque fuéramos seguido, su bosque —ahora un parque— me parecía siempre nuevo.
Su magia, no se limita nada más a su centro, la encontrarás, estando en Tecate por todas lados.
La verdad, yo ya sabía de esta magia de Tecate. Tecate es pueblo mágico —eso qué ni qué— que bueno que más personas ya se dieron cuenta; que malo que se tardaron tanto, para darse cuenta. Pero nunca es tarde, disfruten Tecate.
—José Arreola—
Tecate no está, ni estará, a la altura de otros Pueblos Mágicos... se pasaron por alto los lineamentos, para empezar, hace mucho que dejó de ser pueblo... es un lugar lindo, sí... pero jamás podrá compararse con Pátzcuaro, Izamal o Real de Catorce, por ejemplo... carece de monumentos históricos... se pasaron por alto a Santo Tomás o El Rosario... esos serían los Pueblos mágicos de BC
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