Hoy no trabajo, tengo que aprovechar este día hasta el último instante; mi agenda —mi programa— para este día, antes de que termine.
No dudo que realmente sea el fin, con tanto frío, seguramente primero se va enfriar todo el planeta, y luego... Ir viendo como mueren las personas de ese frío —no, del frío actual no— del frío de sus egoísmos, "nadie se acuerda de mi en estas fechas" —dicen—. ¿Pero y estas personas de quienes se acuerdan? Frialdad del Fin.
6:00 AM. Ir al parque Teniente Guerrero, para darme 3 vueltas; trotando, como antes lo hacia, bueno antes me daba 12; pero como ya viene el Fin, tengo que aprovechar a lo máximo este día; y dejar tiempo para otras cosas.
6:30 AM. Entrar a la cripta del Templo de San Francisco y decir con alegría, emoción y todo fervor: —¡LAUDATO SII!
6:31 AM. Ir me a desayunar al los tacos que están a ladito de la cuadra donde está este templo; pero antes, darle sus 3 pesos al mendigo que está en el camino. Pedir 2 de sudadero y uno de carne azada y una coca dietética. —Y desayunar como nunca—. Llevarle algo al mendigo. No, no soy muy bueno, pero es algo que siempre he pensado hacer un día.
7:00 AM. ¡Dios mio, está cerrada! Ahora tengo que esperar a que abran la dulcería para comprar un costal de palomitas endulzadas para llevarles al horfanatorio que tanto me conmovía, que visitaba en los días de la juventud. ¿Porqué ya nunca volví?
7:00:15 AM. Para ganarle tiempo al tiempo: Ir a dar una vuelta a pie, temprano a esta hora por la avenida Revolución.
Y mientras me dirijo a la avenida Revolución... Al ver a los mil y un indigentes que hay en el camino, se me ocurre; ahora que el fin del mundo es eminente, ir a la colonia La Morita, para visitar a los enfermos terminales; pedir permiso para llevarles un vaso de agua, y decirles, felicidades ya encontraron la cura para el sida —acabo mañana es el fin—. No, no soy muy bueno, pero es algo que siempre he querido hacer, y nunca he hecho.
¡Ay...tantas cosas que he post puesto! como visitar la tumba donde descansa mi padre, nunca he ido, antes de que cierre el día —para siempre— ir al pequeño jardín que el panteón le hizo.
Entonces tengo pendiente: —de 10 AM a 3 PM— ir a la casa hogar para llevarles sus palomitas endulzaras a los huerfanitos. Ir a La Morita, —albergue las Memorias— para llevar un mensaje de esperanza a los enfermos.
3:30 PM. Ir al panteón colinas del descanso.
3:45 PM. Llevarle un detalle a mi madre, y a mis nietos. Llegar de sorpresa y decirles: —¡Felicidades -llegamos- al fin del mundo!
5:45 PM. Ir a la Sanches Taboada, para ver cuantos de mis amigos de la juventud llegaron hasta este día; ya nunca los volví a ver; tengo que hacerlo ahora.
7:45 PM. Regresar a la Avenida Revolución, para ir a bailar a las Pulgas. —Ups! se me hizo temprano—.
...Y cuando me diga la misma cumbiera de siempre, como siempre: "¿qué hace un viejo como usted en un lugar como éste?" Contestarle: "Esperando el fin del mundo, bailando con una chica como tú, aquí en las Pulgas".
Bueno, hay que seguir aprovechando.
¡Feliz Fin!
Si no se acaba, propone —el equipo de leyendas— que celebremos el Fin del Mundo más seguido, al menos una vez al año.
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